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La meta del 3%

Mariano Rajoy ha aceptado finalmente como objetivo de déficit para 2012 el 5,3 por ciento del Producto Interior Bruto (PIB). Esta decisión lleva detrás todo un historial de presiones políticas y económicas que tendrán sus repercusiones en los bolsillos de los españoles. El gran objetivo, la meta, es llegar al 3 por ciento de déficit en 2013. Es el gran sueño de Merkel: que los balances españoles estén en regla. España se juega mucho y debe conseguir a como dé lugar esa cifra o, al menos, una cifra cercana.

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La causa es bien sencilla: Europa considera que un país periférico con ese déficit no puede tener demasiados problemas con los mercados. Respuesta simplista, tal vez, pero eficaz para que todos comprendan el sentido último de la cifra: que España deje de ser un problema.

Sin embargo, eso es algo que no se consigue de la noche a la mañana. Durante los años precedentes se deben conseguir unos mínimos de déficit para dar tranquilidad tanto a los mercados como a Europa. Ahí es donde la economía española empieza a meterse en problemas.

El Gobierno de Zapatero debía de haber conseguido para 2011 reducir el déficit al 6 por ciento aproximadamente. Sin embargo, al entrar al Gobierno, el equipo económico de Rajoy ha desvelado que realmente se encuentra en el 8,51 por ciento. Casi 2,51 puntos más de lo que debieran. La culpa se le ha echado a la desviación autonómica, principalmente.

La agencia Reuters no tardó en afirmar que había sospechas de que se había inflado el déficit por razones políticas. Los dirigentes europeos lo negaron y Reuters no se ha retractado. Ahí ha quedado.

Sea como fuere, el problema de Rajoy era el siguiente: para cumplir con Europa en 2012 el Ejecutivo debía de llegar al 4,4 por ciento. Casi la mitad. Si ya de por sí, con un 6 por ciento el recorte era traumático, más aún sería con ese 8,51.

Por otro lado, la economía europea está en recesión. Por tanto, el recorte debía de ser mayor aún porque la economía no solo no crece, sino que además decrece. No hay beneficios que aligeren el recorte. Sin embargo, un ajuste tan gigantesco hubiera sido contraproducente para una economía como la española, muy dependiente de la inversión pública.

Rajoy se ha dado cuenta de que hay muchos países que incumplirán sus objetivos: Italia, Portugal, Hungría, la misma Francia… Por otro lado, si François Hollande ganara en Francia las próximas elecciones, este podría hacer revisar las políticas de ajuste.

El presidente del Gobierno español decidió arriesgarse y afirmó que, ante las nuevas previsiones económicas, el nuevo objetivo de déficit sería del 5,8 por ciento para 2012. Mientras que se llegase al 3 por ciento en 2013, todo iba bien.

El movimiento de Rajoy gustó tanto a los suyos como a sus rivales políticos. No solo se consideraba un movimiento sensato sino que, además, suponía una muestra de autoridad frente a Bruselas. Pero a Europa no le agradó tanto. Ni tampoco a los mercados. Finalmente, Europa ha impuesto el 5,3 por ciento. Cinco décimas más.

Estos 0,5 puntos parecen poca cosa, pero suponen en la realidad una aproximación de 5.000 millones de euros extra que tendrá que recortar el Gobierno. Cinco mil millones que no invertirá en crear empleo, para hacer más comprensible el dato. La cuestión es… ¿de dónde saldrán?

Por lo pronto, ya se ha dicho que las Comunidades Autónomas no cargarán con esos 5.000 millones de más. Pero se da por sentado que el ajuste autonómico es tan inevitable como decisivo. Al fin y al cabo, la desviación principal viene de ahí.

Solo queda por ver qué ocurre con los andaluces tras las elecciones autonómicas. Arenas afirma que teme destapar lo que hay dentro de la Junta y, si es cierto que sus datos son peores de los que ha afirmado el Ejecutivo andaluz, puede que la situación empeore bastante en la región.

Por su parte, el Gobierno de Rajoy ha pasado de prometer que no subiría los impuestos a estudiar subir el IVA en 2013. El impacto sobre la economía sería bastante grande, aunque este espera que el pago de la deuda estatal y autonómica a las pequeñas y medianas empresas suponga un alivio, aunque aún está por ver cómo se hará el pago y con qué IVA.

Definitivamente, el panorama es complejo y, hay que reconocerlo, hay pocas salidas viables. Este análisis puede resultar simplista, pero pretende reflejar el recorrido por el que ha pasado el déficit español y lo que le queda. Habrá que esperar si para conseguir el 3 por ciento, Mariano Rajoy deja muchos "muertos" en el camino...

RAFAEL SOTO
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