Dentro de unas horas se celebrará el clásico Barcelona-Real Madrid. Por un rato más el país se detendrá ante el duelo deportivo. Los cuchillos están en el aire. Otra buena razón (cortina de humo) para hablar durante unos días de fútbol. “Pan y circo” que decían los romanos (“panem et circenses”). Lo malo es que el pan va siendo escaso en muchos de nuestros hogares como consecuencia de la sequía laboral que padecemos; pero aún así y gane quien gane, seguiremos hablando de ese gran partido de la temporada, con enconada rabia, si ha perdido mi equipo y con un fuerte “subidon” de adrenalina si ha ganado el mío. ¡Que gane el mejor!
El presidente del Barça, Sandro Rosell, recibe al del Madrid diciéndole: “Florentino, bienvenido a mi país” y parece ser que repite esta consigna hasta tres veces, dos en catalán -para que le oigan todos los medios allí presentes- y una en castellano -para que le entendiera el otro (suponiendo que éste no entiende catalán; o tal vez para que le entienda el resto de España y quede claro que el presidente actual del Barcelona también está clamando por la independencia de Cataluña, como ya lo hiciera el anterior presidente, que por cierto ha sacado cuatro diputados al Parlament con su nuevo partido, esta vez político)-.
Territorio, país, patria, nación… entraríamos en una discusión sin límite que escapa a la brevedad de estas notas y que bien podría ser el título de otro posible artículo...
El Barça es más que un club dicen los “culés”; es más, en cierta manera, representa a Cataluña sobre todo cuando juega contra el Madrid que, según los fuertes o débiles vientos de la historia, parece ser que representa al centralismo españolista. Por eso, que gane uno u otro tendrá variadas lecturas políticas, sociales, etc., siendo la de menor importancia la deportiva. ¿Con el clásico de hoy se cerrará la posible y diversa lectura de las elecciones catalanas? Esperemos que sí, aunque no lo creo. Vamos a tener elecciones catalanas para rato desde el españolismo y desde el catalanismo.
El Barça es más que un club y por ello aglutina a la mayoría de gente venida de fuera, como una manera de sentirse aceptados. Perteneciendo al club quieren demostrar que son tan catalanes como los demás. Lamentablemente siguen llamándoles “charnegos” por el mero detalle de no ser de Cataluña y por supuesto notársele que no hablan cerradamente bien el catalán. Ciertamente una parte de esos emigrantes (¿?) venidos de otras regiones de España -¿tal vez debería decir del Estado?- han llegado a integrarse y a ocupar altos cargos en diversas parcelas de la actividad laboral, política o social.
Estas notas deslavazadas han surgido como consecuencia del clásico de la Liga al que ya consideran como un acontecimiento de interés mundial. Los periódicos de hoy y de mañana traerán otras noticias de sobrada importancia: conflicto coreano, problema saharaui y expulsión de periodistas para que no puedan contar la verdad de lo que allí ocurre, filtraciones de los secretos diplomáticos de EE.UU. y de cómo menosprecian a todo el mundo, etc.
Mañana se hablará del encuentro de hoy en periódicos, bares, lugares de trabajo, por eso repito: ¡Que gane el mejor! Y que cada cual saque la punta que quiera al lápiz de estas líneas como mejor pueda o sepa. ¡Buenas tardes y buen partido de fútbol!
El presidente del Barça, Sandro Rosell, recibe al del Madrid diciéndole: “Florentino, bienvenido a mi país” y parece ser que repite esta consigna hasta tres veces, dos en catalán -para que le oigan todos los medios allí presentes- y una en castellano -para que le entendiera el otro (suponiendo que éste no entiende catalán; o tal vez para que le entienda el resto de España y quede claro que el presidente actual del Barcelona también está clamando por la independencia de Cataluña, como ya lo hiciera el anterior presidente, que por cierto ha sacado cuatro diputados al Parlament con su nuevo partido, esta vez político)-.
Territorio, país, patria, nación… entraríamos en una discusión sin límite que escapa a la brevedad de estas notas y que bien podría ser el título de otro posible artículo...
El Barça es más que un club dicen los “culés”; es más, en cierta manera, representa a Cataluña sobre todo cuando juega contra el Madrid que, según los fuertes o débiles vientos de la historia, parece ser que representa al centralismo españolista. Por eso, que gane uno u otro tendrá variadas lecturas políticas, sociales, etc., siendo la de menor importancia la deportiva. ¿Con el clásico de hoy se cerrará la posible y diversa lectura de las elecciones catalanas? Esperemos que sí, aunque no lo creo. Vamos a tener elecciones catalanas para rato desde el españolismo y desde el catalanismo.
El Barça es más que un club y por ello aglutina a la mayoría de gente venida de fuera, como una manera de sentirse aceptados. Perteneciendo al club quieren demostrar que son tan catalanes como los demás. Lamentablemente siguen llamándoles “charnegos” por el mero detalle de no ser de Cataluña y por supuesto notársele que no hablan cerradamente bien el catalán. Ciertamente una parte de esos emigrantes (¿?) venidos de otras regiones de España -¿tal vez debería decir del Estado?- han llegado a integrarse y a ocupar altos cargos en diversas parcelas de la actividad laboral, política o social.
Estas notas deslavazadas han surgido como consecuencia del clásico de la Liga al que ya consideran como un acontecimiento de interés mundial. Los periódicos de hoy y de mañana traerán otras noticias de sobrada importancia: conflicto coreano, problema saharaui y expulsión de periodistas para que no puedan contar la verdad de lo que allí ocurre, filtraciones de los secretos diplomáticos de EE.UU. y de cómo menosprecian a todo el mundo, etc.
Mañana se hablará del encuentro de hoy en periódicos, bares, lugares de trabajo, por eso repito: ¡Que gane el mejor! Y que cada cual saque la punta que quiera al lápiz de estas líneas como mejor pueda o sepa. ¡Buenas tardes y buen partido de fútbol!
PEPE CANTILLO
