Una vez que ha terminado el curso, quienes estamos involucrados en la enseñanza, pero también en la realidad social que nos envuelve, hacemos balance de lo que ha sido el año académico que ha finalizado. En mi caso, normalmente, me aparece un sentimiento un tanto contradictorio por la mezcla de los logros alcanzados y de las insatisfacciones o los problemas que han surgido. Lo cierto es que todos nos movemos en una realidad compleja, por lo que el camino se acompaña necesariamente de luces y de sombras.
De todos modos, siempre intento encontrar esos logros, aunque sean pequeños, que ayudan y animan a continuar en la importante tarea de formar a las generaciones jóvenes. Así, reflexionando sobre los múltiples circunstancias, temas o actividades que se han dado en el curso que finaliza, me ha parecido de interés tratar algunas de las experiencias llevadas a cabo en el aula, puesto que gran parte de nuestros jóvenes se encuentran relacionados con este ámbito a través de sus estudios.
Y quisiera comenzar por uno de los trabajos que desarrollo conjuntamente con la profesora Flora Racionero, ya que ambos compartimos algunas de las asignaturas de Educación Artística dentro de los estudios de Magisterio en la Universidad de Córdoba.
Después de bastantes artículos publicados en este diario, no es necesario que diga que concibo la enseñanza no solo como formación en conocimientos que preparen a los estudiantes para su futuro profesional, sino también como cultura humana y crítica lo más amplia posible, en la que tengan presencia los valores de responsabilidad, compromiso, solidaridad y compañerismo.
Pues bien, uno de los temas en el que es posible abordar esos valores que cito es el basado en la reinterpretación por parte de los estudiantes de una obra pictórica que se ha convertido en un verdadero símbolo internacional contra la barbarie de la guerra. Me estoy refiriendo a El Guernica de Pablo Picasso, lienzo de enormes proporciones que podemos contemplar si visitamos el Museo Reina Sofía de Madrid.
Esta actividad la llevamos a cabo como trabajo práctico de algunas asignaturas, puesto que, como indico, es posible abordarla desde el punto de vista artístico, histórico y de la defensa de los Derechos Humanos.
Quisiera recordar que esta obra fue pintada por Picasso en recuerdo del bombardeo que sufrió la pequeña ciudad vasca de Guernica (Gernika, en euskera), el 26 de abril de 1937, llevado a cabo por cuarenta y tres bombarderos y cazas alemanes de la Legión Cóndor, y también algunos italianos, todos al servicio del bando del general golpista Francisco Franco.
Fue el acontecimiento de la Guerra Civil española que mayor resonancia mundial despertó, ya que por vez primera la aviación arrasaba una ciudad abierta, sin objetivos militares de magnitud ni defensas antiaéreas.
Inicialmente, la información histórica en el aula la realizamos a través de documentales que nos muestran el bombardeo de una ciudad indefensa, en la que la población era masacrada desde el aire.
Una vez que a los alumnos han recibido la documentación histórica y la interpretación artística de la obra, les invitamos a que realicen una reinterpretación de la misma a color, puesto que la original es en blanco y negro, de manera totalmente libre, utilizando los personajes o los animales que deseen y que aparecen en el cuadro.
Para animarles, pues la mayoría tiene grabada en la mente eso de que “el dibujo no se me da”, les proyectamos trabajos de compañeros de cursos anteriores, para que vean que ayudándoles pueden obtener resultados de gran interés.
Esto lo comprueban cuando, una vez finalizados los trabajos que ellos mismos se han aventurados a componer, se sorprenden de unos resultados que antes de comenzar no se consideraban capaces de lograrlos.
Puesto que considero de gran interés el que esta propuesta creativa sea conocida por los lectores de Montilla Digital, voy a desglosarla en diferentes artículos, de manera que agruparé los resultados de los alumnos distintas temáticas, comenzando por la que lleva el título de este primer artículo: Picasso y la crisis, en el sentido de que reflejan la crisis social, no solo económica, que padecemos. Para ello, he seleccionado siete composiciones del amplio conjunto de trabajos recogidos.
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En el primero de ellos, el autor nos muestra su interpretación a través de un plano con punto de vista subjetivo, es decir, una composición en la que aparecen las propias manos de quien la realiza.
Como podemos apreciar, la mano derecha sostiene el lápiz no con los dedos, como habitualmente sucede, sino con el puño cerrado como si fuera un punzón, dejando gotas de tinta roja, a modo de gotas de sangre, para expresar el dolor ante lo que contempla.
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Le sigue una interpretación con cierta similitud a la anterior, puesto que su autor ha representado la escena girando el cuadro de El Guernica, como expresión del caos o del mundo al revés. Sobre el nuevo lienzo se derrama pintura roja que, a modo de sangre, refleja el dolor y la desesperación de una sociedad que carece de rumbo al haber cambiado sus coordenadas.
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¿Vivimos en una realidad o lo que no rodea en la actualidad es una pesadilla de la que deseamos pronto despertar? La autora del tercer trabajo se decanta por lo segundo: la actual sociedad española es un sueño cargado de alucinaciones, donde la angustia, el dolor y la locura se han apoderado de unos personajes que huyen despavoridos sin saber hacia dónde caminar.
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En ocasiones, en la clase nos encontramos con estudiantes que son amantes de los cómics. Es lo que sucede en este caso, en el que el autor ha acudido a dar volumen a las figuras planas de la obra de Picasso.
Y en un escenario cerrado, flotan en el aire los personajes del cuadro original, mientras en el suelo, en la realidad, asoman un escorpión, un híbrido de perro y lobo y un personaje con botellas rotas, en alusión, según el autor del trabajo, al botellón como salida absurda y alienante de una existencia profundamente desagradable.
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Y de nuevo la realidad actual como pesadilla. La autora del quinto trabajo nos muestra a una joven yacente en una cama, asistida con un goteo, evocando a uno de los hospitales tal como vemos que van a llegar.
La joven sueña, y sueña que camina por el pasillo del hospital arrastrando el goteo y contemplando la escena que se asoma tras la puerta: la desolación de los futuros hospitales públicos, puesto que las clases adineradas tendrán sus lujosos hospitales privados en los que no les faltarán ninguna atención.
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¿Y qué futuro les espera a los jóvenes ante una sociedad que les da la espalda? Pues, paradójicamente, la generación con mayor formación académica y profesional que ha conocido este país a lo largo de su historia se ve sin perspectivas laborales, y, en caso de tener un trabajo, resulta ser precario y con un sueldo mísero.
Solución: la autora nos lo dice claramente: coger las maletas para emigrar a países en los que puedan encontrar un trabajo digno que responda a sus expectativas. Así, en su composición, las maletas de vivos colores simbolizan la esperanza de un futuro mejor, aunque antes de partir haya que echar una mirada rápida a esa España gris que se deja atrás.
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Quedan, finalmente, como respuestas la lucha y el coraje para enfrentarse a una sociedad que explota a la mayoría de la población a través de múltiples recortes. Recortes planificados para que el dinero caiga a raudales en ayuda a la banca privada, última responsable de los males que ahora padecemos.
Pero el autor aboga por la lucha pacífica, simbolizada en una de las palomas que Picasso pintara hace décadas. También, no lo olvidemos, y aunque lo escriba en latín, el estudio responsable como elemento de liberación personal y colectiva.
Para cerrar, quisiera insistir que nuestros alumnos y alumnas han tenido toda la libertad para expresar sus ideas e inquietudes a través de sus interpretaciones de una gran obra de arte. No han sido condicionados. Y esa libertad ha dado resultados muy diversos, desde la crítica de la sociedad actual a interpretaciones históricas, lúdicas o, incluso, surrealistas, como iremos viendo.
De todos modos, siempre intento encontrar esos logros, aunque sean pequeños, que ayudan y animan a continuar en la importante tarea de formar a las generaciones jóvenes. Así, reflexionando sobre los múltiples circunstancias, temas o actividades que se han dado en el curso que finaliza, me ha parecido de interés tratar algunas de las experiencias llevadas a cabo en el aula, puesto que gran parte de nuestros jóvenes se encuentran relacionados con este ámbito a través de sus estudios.
Y quisiera comenzar por uno de los trabajos que desarrollo conjuntamente con la profesora Flora Racionero, ya que ambos compartimos algunas de las asignaturas de Educación Artística dentro de los estudios de Magisterio en la Universidad de Córdoba.
Después de bastantes artículos publicados en este diario, no es necesario que diga que concibo la enseñanza no solo como formación en conocimientos que preparen a los estudiantes para su futuro profesional, sino también como cultura humana y crítica lo más amplia posible, en la que tengan presencia los valores de responsabilidad, compromiso, solidaridad y compañerismo.
Pues bien, uno de los temas en el que es posible abordar esos valores que cito es el basado en la reinterpretación por parte de los estudiantes de una obra pictórica que se ha convertido en un verdadero símbolo internacional contra la barbarie de la guerra. Me estoy refiriendo a El Guernica de Pablo Picasso, lienzo de enormes proporciones que podemos contemplar si visitamos el Museo Reina Sofía de Madrid.
Esta actividad la llevamos a cabo como trabajo práctico de algunas asignaturas, puesto que, como indico, es posible abordarla desde el punto de vista artístico, histórico y de la defensa de los Derechos Humanos.
Quisiera recordar que esta obra fue pintada por Picasso en recuerdo del bombardeo que sufrió la pequeña ciudad vasca de Guernica (Gernika, en euskera), el 26 de abril de 1937, llevado a cabo por cuarenta y tres bombarderos y cazas alemanes de la Legión Cóndor, y también algunos italianos, todos al servicio del bando del general golpista Francisco Franco.
Fue el acontecimiento de la Guerra Civil española que mayor resonancia mundial despertó, ya que por vez primera la aviación arrasaba una ciudad abierta, sin objetivos militares de magnitud ni defensas antiaéreas.
Inicialmente, la información histórica en el aula la realizamos a través de documentales que nos muestran el bombardeo de una ciudad indefensa, en la que la población era masacrada desde el aire.
Una vez que a los alumnos han recibido la documentación histórica y la interpretación artística de la obra, les invitamos a que realicen una reinterpretación de la misma a color, puesto que la original es en blanco y negro, de manera totalmente libre, utilizando los personajes o los animales que deseen y que aparecen en el cuadro.
Para animarles, pues la mayoría tiene grabada en la mente eso de que “el dibujo no se me da”, les proyectamos trabajos de compañeros de cursos anteriores, para que vean que ayudándoles pueden obtener resultados de gran interés.
Esto lo comprueban cuando, una vez finalizados los trabajos que ellos mismos se han aventurados a componer, se sorprenden de unos resultados que antes de comenzar no se consideraban capaces de lograrlos.
Puesto que considero de gran interés el que esta propuesta creativa sea conocida por los lectores de Montilla Digital, voy a desglosarla en diferentes artículos, de manera que agruparé los resultados de los alumnos distintas temáticas, comenzando por la que lleva el título de este primer artículo: Picasso y la crisis, en el sentido de que reflejan la crisis social, no solo económica, que padecemos. Para ello, he seleccionado siete composiciones del amplio conjunto de trabajos recogidos.
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En el primero de ellos, el autor nos muestra su interpretación a través de un plano con punto de vista subjetivo, es decir, una composición en la que aparecen las propias manos de quien la realiza.
Como podemos apreciar, la mano derecha sostiene el lápiz no con los dedos, como habitualmente sucede, sino con el puño cerrado como si fuera un punzón, dejando gotas de tinta roja, a modo de gotas de sangre, para expresar el dolor ante lo que contempla.
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Le sigue una interpretación con cierta similitud a la anterior, puesto que su autor ha representado la escena girando el cuadro de El Guernica, como expresión del caos o del mundo al revés. Sobre el nuevo lienzo se derrama pintura roja que, a modo de sangre, refleja el dolor y la desesperación de una sociedad que carece de rumbo al haber cambiado sus coordenadas.
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¿Vivimos en una realidad o lo que no rodea en la actualidad es una pesadilla de la que deseamos pronto despertar? La autora del tercer trabajo se decanta por lo segundo: la actual sociedad española es un sueño cargado de alucinaciones, donde la angustia, el dolor y la locura se han apoderado de unos personajes que huyen despavoridos sin saber hacia dónde caminar.
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En ocasiones, en la clase nos encontramos con estudiantes que son amantes de los cómics. Es lo que sucede en este caso, en el que el autor ha acudido a dar volumen a las figuras planas de la obra de Picasso.
Y en un escenario cerrado, flotan en el aire los personajes del cuadro original, mientras en el suelo, en la realidad, asoman un escorpión, un híbrido de perro y lobo y un personaje con botellas rotas, en alusión, según el autor del trabajo, al botellón como salida absurda y alienante de una existencia profundamente desagradable.
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Y de nuevo la realidad actual como pesadilla. La autora del quinto trabajo nos muestra a una joven yacente en una cama, asistida con un goteo, evocando a uno de los hospitales tal como vemos que van a llegar.
La joven sueña, y sueña que camina por el pasillo del hospital arrastrando el goteo y contemplando la escena que se asoma tras la puerta: la desolación de los futuros hospitales públicos, puesto que las clases adineradas tendrán sus lujosos hospitales privados en los que no les faltarán ninguna atención.
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¿Y qué futuro les espera a los jóvenes ante una sociedad que les da la espalda? Pues, paradójicamente, la generación con mayor formación académica y profesional que ha conocido este país a lo largo de su historia se ve sin perspectivas laborales, y, en caso de tener un trabajo, resulta ser precario y con un sueldo mísero.
Solución: la autora nos lo dice claramente: coger las maletas para emigrar a países en los que puedan encontrar un trabajo digno que responda a sus expectativas. Así, en su composición, las maletas de vivos colores simbolizan la esperanza de un futuro mejor, aunque antes de partir haya que echar una mirada rápida a esa España gris que se deja atrás.
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Quedan, finalmente, como respuestas la lucha y el coraje para enfrentarse a una sociedad que explota a la mayoría de la población a través de múltiples recortes. Recortes planificados para que el dinero caiga a raudales en ayuda a la banca privada, última responsable de los males que ahora padecemos.
Pero el autor aboga por la lucha pacífica, simbolizada en una de las palomas que Picasso pintara hace décadas. También, no lo olvidemos, y aunque lo escriba en latín, el estudio responsable como elemento de liberación personal y colectiva.
Para cerrar, quisiera insistir que nuestros alumnos y alumnas han tenido toda la libertad para expresar sus ideas e inquietudes a través de sus interpretaciones de una gran obra de arte. No han sido condicionados. Y esa libertad ha dado resultados muy diversos, desde la crítica de la sociedad actual a interpretaciones históricas, lúdicas o, incluso, surrealistas, como iremos viendo.
AURELIANO SÁINZ
