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BODEGAS NAVARRO - PILYCRIM L'ORIGINAL - MONTILLA-MORILES

COLEGIO PROFESIONAL DE PERIODISTAS DE ANDALUCÍA

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1 de abril de 2023

  • 1.4.23
Conduciendo por una carretera secundaria hace unos días y justo a la salida de un túnel, frente a mí apareció un arcoíris magnífico, probablemente el más espectacular que haya visto nunca. Difícil permanecer impasible ante el extraordinario regalo de la naturaleza. Y también difícil no dejarse llevar por la imaginación, especulando sobre el enigmático fenómeno.


La definición que aparece en el diccionario de la RAE no parece hacer justicia a la emoción que nos provoca la belleza colorida y fugaz que se extiende por el cielo: “Fenómeno óptico que presenta en forma de arco de bandas concéntricas los siete colores elementales, causado por la refracción o reflexión de la luz solar en el agua pulverizada, generalmente perceptible en la lluvia.”

Muchas sociedades humanas se han maravillado con su contemplación y han especulado con interpretaciones sobre su significado y su origen. En el último artículo que dediqué a Leonora Carrington comenté el contenido de una de sus obras más relevantes, El mundo mágico de los mayas, y el papel destacado de un gran arcoíris situado en el centro de la composición, y asociado a Kukulcán, la serpiente emplumada de los antiguos mayas.

Sobre las relaciones entre las serpientes y el arcoíris ya dediqué otro artículo el pasado verano. Allí hablaba de las serpientes arcoíris y su importancia en los mitos de los aborígenes australianos, donde aparecen frecuentemente como seres creadores vinculados al agua. Un mito relacionado con el “tiempo del ensueño” nos cuenta cómo la Serpiente Arcoíris provocó un gigantesco diluvio por su deseo de que todos los seres vivos vivieran en el agua.

En otro artículo, titulado Regreso al Edén, tocaba el turno a las serpientes arcoíris en África, consideradas fuente del agua de los ríos y de la renovación de la vida; asociadas a usos medicinales y a la protección de los seres humanos.

Julien d’Huy publicó hace unos años un artículo titulado La evolución de los mitos en el que, mediante un análisis de la evolución de los mitos en diversas culturas presentes y pasadas, intenta llegar a los orígenes prehistóricos de algunos de los mitos más comunes a las sociedades humanas.

Respecto a los orígenes de los mitos, tan extendidos, respecto al arcoíris y a las serpientes afirma: “Una protonarración que con toda probabilidad fue anterior al éxodo de África incluye los siguientes elementos centrales: serpientes mitológicas custodian las fuentes de agua y la dejan fluir solo bajo ciertas condiciones; pueden volar y formar un arco iris; son gigantes y tienen en la cabeza astas de venado o cuernos; producen lluvia y tormentas. Los reptiles, inmortales como otros seres que mudan de piel o renuevan su corteza y, por tanto, rejuvenecen, contrastan con los hombres mortales...”.

Se han dado también otras posibles interpretaciones sobre el arco iris. En muchas culturas –Indonesia, Melanesia, Japón…– se interpreta como un puente que une la Tierra con el Cielo, un puente por el que pueden transitar los dioses o aquellos humanos dotados de especiales poderes espirituales. Por ejemplo, el héroe maorí Tawhaki o el hawaiano Aukélenuiaiku.

Esta concepción mítica ya se encontraba en la antigua India y en Mesopotamia, donde se identificaban los siete colores del arco iris con los siete cielos. En los frescos de Bamiyán (en el actual Afganistán) puede verse a Buda sentado en un arcoíris de siete líneas. El poeta chino Qu Yuan (fallecido en el 278 a.n.e.) menciona numerosas ascensiones a las “Puertas del Cielo” a través del arco iris.

Mircea Eliade analiza estos relatos y mitos (y bastantes más) para concluir que todos ellos tienen en común una idea: “es posible la comunicación entre el Cielo y la Tierra –o lo fue in illo tempore– por un medio físico cualquiera (arcoíris, puente, escalera, bejuco, cuerda, "cadena de flechas", montaña, etc.)”.

Yo añadiría algo más: que las explicaciones sobre el arco iris se han buscado, como suele suceder, en el ámbito de la fantasía creativa mucho más que en la más incómoda (y menos festiva) tarea de la comprobación externa de las circunstancias materiales asociadas al fenómeno.

Los razonamientos parecen circular más rápidamente en los fértiles campos de la fantasía que en los más trabajosos de una metodología rigurosa que tiene como objetivo el demostrar algo (una relación causa-efecto) de forma lógica (o experimental) y no simplemente especular con los ensueños humanos.

Pero también es cierto que en algunos de los mitos mencionados puede reconocerse la intuición de una relación que asocia el arcoíris con el agua y con la luz solar. Allí está ya el germen de un largo camino hacía la teoría física en la que es más importante la verdad que la ilusión.

JES JIMÉNEZ SEGURA

31 de marzo de 2023

  • 31.3.23
La importancia de esta nueva edición de La educación sentimental, de Gustave Flaubert, reside, a mi juicio, en la nueva oportunidad que nos proporciona para leer o para releer una creación literaria del siglo XIX que sigue “viva y fecunda” en la actualidad.


Es una novela que, por sus episodios y por sus formas de narrarlos o, en resumen, por su calidad literaria, constituye una invitación para que sigamos profundizando en las misteriosas sendas por las que discurren nuestras emociones, ese mundo interior que explica nuestros más diversos y, a veces, contradictorios comportamientos.

Esta duodécima edición (Madrid, Cátedra, 2022) posee, además, el valor que le confiere una cuidada traducción de Germán Palacios que mantiene con habilidad los matices estilísticos del francés, pero que, además, logra que la leamos como si hubiera sido escrita originalmente en español.

Esta obra, en la que Flaubert nos cuenta diferentes experiencias de su vida y nos narra diversos episodios centrados en la pasión que sintió por Elisa Foucault –un asunto también narrado por otros autores como el simbolista Baudelaire o el realista Balzac– sigue siendo objeto de novelas publicadas durante los siglos XX y XXI, y seguirá estimulando, sin duda alguna, a los escritores actuales. Es sabido que los relatos de experiencias sentimentales siguen vivos en nuestros días y pueden ser, incluso, invitaciones para que se exploren nuevas sendas literarias.

En la introducción, Germán Palacios explica y justifica el interés que despierta Flaubert como referencia estimulante para elevar el nivel literario de los relatos igual que ocurre con Proust, Joyce o Kafka. El dibujo de los datos biográficos que determinaron su creación literaria es útil y suficiente para hacernos ver cómo su alejamiento de actividades de la vida pública y su intensa vida interior lo califican como “el primer ejemplo del novelista moderno”.

Esta selección de datos es orientadora para explicar a los alumnos –de los diferentes niveles de la enseñanza– las peculiaridades de las novelas realistas y sus habilidades para “fundir la realidad viva con la ficción novelesca”.

Es una herramienta práctica para orientar los ejercicios imprescindibles de Literatura Comparada sobre todo si los relacionamos con otras obras como, por ejemplo, con las de Flaubert, Valera, Pereda, Unamuno, Azorín, Castelao o Vargas Llosa. Y, por supuesto, una estimulante ayuda para los escritores y novelistas actuales.

JOSÉ ANTONIO HERNÁNDEZ GUERRERO

30 de marzo de 2023

  • 30.3.23
El pasado martes 28 de marzo se presentaron los resultados del proyecto Historia Crítica del Periodismo Andaluz (HI[C]PAN) en la Facultad de Comunicación de la Universidad de Sevilla. En ella, tuve el honor de ofrecer un breve resumen de mi capítulo En los orígenes del Periodismo Andaluz. El gaceterismo en el Siglo de Oro, dentro del libro colectivo Historia Crítica del Periodismo Andaluz: Trayectorias y Memorias para una relectura desde la periferia (siglos XVI-XX) (2023), editado por María Eugenia Gutiérrez Jiménez.


El objetivo de esta jornada era transmitir los resultados del esfuerzo de diferentes investigadores andaluces para reconstruir la Historia del Periodismo de nuestra región desde una perspectiva crítica y periférica. En lo que a mí respecta, quisiera ofrecer aquí un breve resumen del citado capítulo, en tanto que considero que puede ser interesante para reconstruir nuestra Historia.

El Periodismo surge en Europa en el siglo XV, y se consolidará en los siglos XVI y XVII. Durante este período, se desarrolla una red de intercambio informativo en el que se integrarán, que sepamos, al menos nueve nodos informativos andaluces hasta 1629.

Durante todo este período, Andalucía se constituyó como la región informativa más activa de la Península Ibérica. Ni en Portugal, ni en el resto de Castilla, ni en los territorios del Reino de Aragón hubo un desarrollo regional con tales dimensiones.

La información impresa se transmitía en verso y en prosa, redactada por auténticos artesanos de la palabra –si es que los periodistas han dejado de serlo alguna vez–, que solían quedar en el anonimato. Unos redactores que ofrecieron información de actualidad difundida a través de diferentes prácticas de lectura colectiva.

Sevilla fue el nodo más productivo de Castilla hasta la década de 1590, y mantuvo un rol relevante hasta el final del período. Es en la Ciudad del Betis donde se publica la primera publicación informativa de la que tengo constancia hacia 1497. Como es común en el período, el título del texto es larguísimo. Modernizamos el texto para facilitar su lectura:

Obra hecha por Hernando Vázquez de Tapia, escribiendo en suma algo de las fiestas y recibimiento que se hicieron al tiempo que la muy esclarecida y excelente princesa nuestra señora doña Margarita de Flandes hija del emperador Maximiliano desembarcó en la villa de Santander, y así mismo de cómo fue festejada del señor condestable de Castilla, y de cómo vinieron el rey, y príncipe nuestros señores a su alteza, y de como el reverendísimo señor patriarca en un lugar que se dice Villasevil tomo las manos al príncipe y princesa nuestros señores, y de cómo llegaron todos juntamente sábado de Ramos (19 de marzo de 1497) a la ciudad de Burgos adonde los príncipes nuestros señores fueron suntuosamente recibidos, &. Sevilla, Meinardo Ungut y Estanislao Polono, [c. 1497].

Hay quien considera que hubo textos anteriores, y quizá sea así. Un error común es datar en la década de 1470 la siguiente publicación postincunable (o sea, posterior a 1499 y anterior a 1521), que autores como Julián Martín Abad o Alexander Wilkinson datan hacia 1508:

Tratado en que se contiene el recibimiento que en Sevilla se hizo al rey don Fernando, en el cual se contienen los rótulos de los aros triunfales y todas las invenciones que sacaron las iglesias y la ciudad. Sevilla, Jacobo Cromberger, [c. 1508].

En cualquier caso, aquí comienza el primer período del gaceterismo o primer periodismo andaluz. Este período se caracterizará por la rápida consolidación del verso, como consecuencia de su carácter folclórico y popular. Asimismo, la información tendrá en numerosas ocasiones un fuerte componente propagandístico, e informará sobre hechos acontecidos en la Corte. Aunque no siempre, como evidencia la primera muestra de periodismo de sucesos conservado (disponible aquí):

Coplas hechas sobre un caso acontecido en Jerez de la Frontera de un hombre que mató veinte y dos personas a traición. [Sevilla], [Jacobo Cromberger], [c. 1515].

Un segundo período lo ubicamos entre 1530 y la década de 1550. Surge en Sevilla el primer impresor especializado en obras menores o ‘menudencia’, Bartolomé Pérez. Este naipero será el primero en aplicar diferentes prácticas informativas que hoy nos parecen normales, como el uso de imágenes elaboradas de manera expresa para ilustrar una noticia o la utilización de mapas sencillos para mostrar avances militares.

Por otro lado, como herencia de la retórica epistolar, se consolidan dos familias de publicaciones en prosa. Por un lado, textos monotemáticos que ofrecían en detalle un acontecimiento. Por otro, publicaciones politemáticas que ofrecían compilaciones de diferentes noticias y avisos. Esta familia es muy importante porque reflejará noticias de diferentes nodos del sistema de intercambio de información europeo y, además, será la familia de la que provendrá la gaceta, último antecedente del periódico. Con mucha probabilidad, la primera publicación politemática andaluza es la siguiente:

Nuevas de Italia venidas de Bolonia a Madrid, sábado 15. de enero año de Mil y quinientos y treinta, después de Pascua, que las trajo un criado del conde de Oropesa, las escribió el mayordomo mayor de su Majestad a la señora doña Inés Manrique. Sevilla, Bartolomé Pérez, 1530.

En la década de 1550 aparecen nuevos nodos andaluces. En especial, en el Oriente andaluz. Granada ya cuenta con imprenta mucho antes de esta década. Sin embargo, ya sea por retraso o por pérdida de lo publicado, no encontramos publicaciones informativas de este nodo hasta mediados del siglo XVI. Antequera y Baeza también tendrán su relevancia por estas fechas, aunque la mayor parte de las publicaciones de este período se ha perdido. Por otro lado, Córdoba se incorpora a través de la publicación de diferentes textos.

Así, llegamos al final del siglo XVI con una situación económica muy compleja, empeorada por la consolidación de Madrid como capital y gran nodo informativo de la Península. Se produce una situación de hipercompetitividad que obligará a varios impresores a buscar nuevos mercados. También se experimentará, encontrándonos así con un primer intento de serialidad por parte del impresor Rodrigo de Cabrera.

En este cuarto período del gaceterismo andaluz, diferentes impresores sevillanos imprimirán en la provincia de Cádiz, destacando Fernando Rey –Hernando en algunas fuentes–, primer impresor oficial de Jerez de la Frontera y principal referencia de la Provincia. También vemos la consolidación como imprentas informativas de Córdoba, Baeza y Antequera.

Por último, en 1618 comienza la Guerra de los Treinta Años y se produce una explosión informativa en toda Europa. Se multiplican las publicaciones, aumenta el número de imprentas y se empieza a desarrollar la periodicidad.

En poco tiempo aparecen las imprentas de Málaga y Montilla, que imprimirán información desde el primer momento y con una importante difusión. También nos encontraremos las luminarias del Periodismo Andaluz y del Periodismo Español. Juan Serrano de Vargas imprimirá y redactará información en Sevilla y Málaga, ofreciéndonos la primera gaceta española (disponible aquí):

Gaceta romana, y relación general, de avisos de todos los reinos y provincias del mundo. Sevilla, Juan Serrano de Vargas, 1618.

Surgirán grandes editores de noticias como Juan René o Juan de Cabrera. También el primer periodista estrella, Andrés Almansa y Mendoza. Luminarias que dejarían a Andalucía como cabeza de lanza del Periodismo en Castilla, a pesar de la mayor productividad del nodo madrileño.

Así, llegamos al año 1629 con, al menos, nueve nodos informativos a los que se les sumarían Écija y Marchena, entre otras localidades, en muy poco tiempo. Un desarrollo regional único en toda la Península Ibérica que es desconocido incluso por numerosos especialistas.

En la década de 1630 comenzará la decadencia de ese primer periodismo andaluz en beneficio del relato impuesto desde la Corte. Sin embargo, todavía tendrá relatos locales que ofrecer durante varias décadas, dejando numerosas publicaciones periódicas y eventuales.

Cierro aquí con la pena de no poder desarrollar más esta cuestión. En cualquier caso, invito a todos a consultar el citado libro que, en mi opinión, es un hito en la reconstrucción de la Historia del Periodismo desarrollado en Andalucía.

RAFAEL SOTO

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