Montilla volvió a dejarse envolver ayer por la magia de la Navidad con una propuesta pensada para compartir en familia, dinamizar el comercio local y reforzar el ambiente festivo propio de estas fechas. La llegada de Papá Noel al Complejo Envidarte convirtió la tarde en una sucesión de escenas cargadas de ilusión, risas infantiles y pequeños rituales que, año tras año, se repiten con la misma emoción.
Desde las 17.00 de la tarde y hasta primera hora de la noche, el recinto municipal de la Avenida de Las Camachas se transformó en un espacio de fantasía donde cada detalle parecía invitar a quedarse un poco más. La iniciativa, impulsada por la Asociación de Empresarios de Montilla (Ademo) y organizada con la colaboración del Ayuntamiento de Montilla y de la escuela de inglés Manhattan School, volvió a demostrar la capacidad de este tipo de iniciativas para sacar a la gente a la calle y crear un ambiente cercan en pleno corazón de la campaña navideña.
Durante la tarde, el protagonismo fue claramente para los más pequeños. Talleres infantiles, personajes navideños y un pasacalles lleno de música y color marcaron el ritmo de una jornada en la que costaba distinguir quién disfrutaba más, si los niños o los adultos que los acompañaban. Y es que, además de entretener, la propuesta buscaba algo más profundo: generar recuerdos compartidos y asociar la Navidad a experiencias vividas en común.
Uno de los momentos más esperados llegó con la entrega de cartas a Papá Noel. Con nervios contenidos y miradas brillantes, muchos niños aguardaron su turno para contarle en voz baja sus deseos, como si ese gesto sencillo tuviera el poder de detener el tiempo durante unos segundos. Escenas cotidianas, pero cargadas de simbolismo, que explican por qué la figura de Papá Noel sigue despertando tanta emoción generación tras generación.
La participación de Manhattan School aportó, además, un componente educativo y cultural a la cita, reforzando la idea de que la Navidad también puede ser un espacio para aprender, crear y compartir desde la cercanía. El broche final llegó con un gran musical que puso punto y seguido a una tarde intensa, pensada para que el recuerdo perdure más allá de una fotografía.
Además de un sinfín de regalos para los más pequeños, Manhattan School ofreció ayer actividades como talleres creativos, atracciones hinchables y la esperada interacción con Santa Claus, que no dejó de repartir sonrisas y regalos a los niños que se acercaban.
"Cada año nos esforzamos para que no falte ningún detalle y los niños y niñas de Montilla puedan disfrutar de una tarde navideña”, comentó José Antonio Zafra, responsable de Manhattan School y de Zafiro Enseñanza, cuyas profesoras y monitoras, caracterizadas como elfas, acompañaron a los pequeños en su misión de entregar las cartas y aseguraron que todos vivieran una experiencia mágica.
A su vez, los responsables de la academia Manhattan School, conocida por su innovador enfoque en la enseñanza del inglés, aprovecharon esta ocasión para volver a vincular el aprendizaje del idioma con las tradiciones culturales anglosajonas. “El aprendizaje de una lengua no solo se trata de palabras o gramática, sino de comprender y vivir las costumbres de quienes la hablan”, subrayó José Antonio Zafra, quien destacó que las actividades de inmersión propuestas por la academia —situada en el número 21 de la Avenida de Andalucía, frente a la oficina del BBVA— contribuyen a que los niños aprendan inglés de una manera lúdica y divertida.
"Es una experiencia que se nutre de vivencias que sumergen al alumnado en la esencia misma de la cultura que se despliega entre cada vocablo, por eso nos gusta celebrar la Navidad de manera especial, conectando la lengua con las costumbres y con las tradiciones de los países anglosajones", explicó el responsable de Manhattan School, quien se confesó un "enamorado" de la magia que envuelve a Rovaniemi, la ciudad lapona asociada a la figura de Papá Noel.
Más allá del evento en sí, la presencia de Papá Noel conecta con una tradición de raíces profundas. Su origen se remonta a San Nicolás de Bari, un obispo del siglo IV conocido por su generosidad con los niños y los más necesitados. De aquellas historias, como la leyenda de las monedas arrojadas por la chimenea, nacieron símbolos tan reconocibles como los calcetines colgados junto al fuego. Con el paso de los siglos, su nombre evolucionó desde el Sinterklaas neerlandés hasta el Santa Claus anglosajón o el Papá Noel adoptado en países como España.
También su imagen fue cambiando con el tiempo. Aunque el traje rojo se popularizó gracias a ilustraciones y campañas publicitarias del siglo pasado, ya aparecía en representaciones anteriores del siglo XIX. A su alrededor, los renos mágicos —desde Rodolfo, con su inconfundible nariz roja, hasta Trueno o Relámpago— completan un imaginario que sigue vivo y adaptándose a cada cultura, desde el Ded Moroz ruso hasta el Olentzero vasco.
En ese contexto, la jornada vivida ayer en el Complejo Envidarte fue algo más que una actividad puntual. Supuso una apuesta clara por una Navidad vivida en la calle, cercana y compartida, en la que la ilusión infantil, el apoyo al comercio local y el disfrute colectivo caminaron de la mano. Una tarde que dejó en Montilla esa sensación difícil de describir que solo aparece cuando la ciudad se permite, aunque sea por unas horas, volver a creer en la magia.
Para obtener más información sobre la Escuela de Inglés Manhattan School, sobre sus actividades, sus grupos o sus horarios, se puede visitar la web www.escuelamanhattan.com, su página de Facebook o su perfil de Instagram. También se puede contactar a través de los teléfonos 635 015 454 o 620 402 292 y preguntar cualquier duda sin ningún tipo de compromiso.
Desde las 17.00 de la tarde y hasta primera hora de la noche, el recinto municipal de la Avenida de Las Camachas se transformó en un espacio de fantasía donde cada detalle parecía invitar a quedarse un poco más. La iniciativa, impulsada por la Asociación de Empresarios de Montilla (Ademo) y organizada con la colaboración del Ayuntamiento de Montilla y de la escuela de inglés Manhattan School, volvió a demostrar la capacidad de este tipo de iniciativas para sacar a la gente a la calle y crear un ambiente cercan en pleno corazón de la campaña navideña.
Durante la tarde, el protagonismo fue claramente para los más pequeños. Talleres infantiles, personajes navideños y un pasacalles lleno de música y color marcaron el ritmo de una jornada en la que costaba distinguir quién disfrutaba más, si los niños o los adultos que los acompañaban. Y es que, además de entretener, la propuesta buscaba algo más profundo: generar recuerdos compartidos y asociar la Navidad a experiencias vividas en común.
Uno de los momentos más esperados llegó con la entrega de cartas a Papá Noel. Con nervios contenidos y miradas brillantes, muchos niños aguardaron su turno para contarle en voz baja sus deseos, como si ese gesto sencillo tuviera el poder de detener el tiempo durante unos segundos. Escenas cotidianas, pero cargadas de simbolismo, que explican por qué la figura de Papá Noel sigue despertando tanta emoción generación tras generación.
La participación de Manhattan School aportó, además, un componente educativo y cultural a la cita, reforzando la idea de que la Navidad también puede ser un espacio para aprender, crear y compartir desde la cercanía. El broche final llegó con un gran musical que puso punto y seguido a una tarde intensa, pensada para que el recuerdo perdure más allá de una fotografía.
Además de un sinfín de regalos para los más pequeños, Manhattan School ofreció ayer actividades como talleres creativos, atracciones hinchables y la esperada interacción con Santa Claus, que no dejó de repartir sonrisas y regalos a los niños que se acercaban.
"Cada año nos esforzamos para que no falte ningún detalle y los niños y niñas de Montilla puedan disfrutar de una tarde navideña”, comentó José Antonio Zafra, responsable de Manhattan School y de Zafiro Enseñanza, cuyas profesoras y monitoras, caracterizadas como elfas, acompañaron a los pequeños en su misión de entregar las cartas y aseguraron que todos vivieran una experiencia mágica.
A su vez, los responsables de la academia Manhattan School, conocida por su innovador enfoque en la enseñanza del inglés, aprovecharon esta ocasión para volver a vincular el aprendizaje del idioma con las tradiciones culturales anglosajonas. “El aprendizaje de una lengua no solo se trata de palabras o gramática, sino de comprender y vivir las costumbres de quienes la hablan”, subrayó José Antonio Zafra, quien destacó que las actividades de inmersión propuestas por la academia —situada en el número 21 de la Avenida de Andalucía, frente a la oficina del BBVA— contribuyen a que los niños aprendan inglés de una manera lúdica y divertida.
"Es una experiencia que se nutre de vivencias que sumergen al alumnado en la esencia misma de la cultura que se despliega entre cada vocablo, por eso nos gusta celebrar la Navidad de manera especial, conectando la lengua con las costumbres y con las tradiciones de los países anglosajones", explicó el responsable de Manhattan School, quien se confesó un "enamorado" de la magia que envuelve a Rovaniemi, la ciudad lapona asociada a la figura de Papá Noel.
Más allá del evento en sí, la presencia de Papá Noel conecta con una tradición de raíces profundas. Su origen se remonta a San Nicolás de Bari, un obispo del siglo IV conocido por su generosidad con los niños y los más necesitados. De aquellas historias, como la leyenda de las monedas arrojadas por la chimenea, nacieron símbolos tan reconocibles como los calcetines colgados junto al fuego. Con el paso de los siglos, su nombre evolucionó desde el Sinterklaas neerlandés hasta el Santa Claus anglosajón o el Papá Noel adoptado en países como España.
También su imagen fue cambiando con el tiempo. Aunque el traje rojo se popularizó gracias a ilustraciones y campañas publicitarias del siglo pasado, ya aparecía en representaciones anteriores del siglo XIX. A su alrededor, los renos mágicos —desde Rodolfo, con su inconfundible nariz roja, hasta Trueno o Relámpago— completan un imaginario que sigue vivo y adaptándose a cada cultura, desde el Ded Moroz ruso hasta el Olentzero vasco.
En ese contexto, la jornada vivida ayer en el Complejo Envidarte fue algo más que una actividad puntual. Supuso una apuesta clara por una Navidad vivida en la calle, cercana y compartida, en la que la ilusión infantil, el apoyo al comercio local y el disfrute colectivo caminaron de la mano. Una tarde que dejó en Montilla esa sensación difícil de describir que solo aparece cuando la ciudad se permite, aunque sea por unas horas, volver a creer en la magia.
Para obtener más información sobre la Escuela de Inglés Manhattan School, sobre sus actividades, sus grupos o sus horarios, se puede visitar la web www.escuelamanhattan.com, su página de Facebook o su perfil de Instagram. También se puede contactar a través de los teléfonos 635 015 454 o 620 402 292 y preguntar cualquier duda sin ningún tipo de compromiso.
JUAN PABLO BELLIDO / REDACCIÓN
FOTOGRAFÍA: JOSÉ ANTONIO AGUILAR / MANHATTAN SCHOOL
FOTOGRAFÍA: JOSÉ ANTONIO AGUILAR / MANHATTAN SCHOOL

































































































