El Club Deportivo Apedem Montilla vivió ayer una de esas tardes que quedan grabadas en la memoria colectiva. El Estadio Municipal "Miguel Navarro Polonio" volvió a vestirse de gala, en este caso coincidiendo con el día festivo local, para acoger la puesta de largo de todos los equipos que integran esta entidad presidida por Rafael Zafra Madrid.
Desde los más pequeños en categoría Bebés hasta el conjunto Sénior, los futbolistas que conforman la gran familia de Apedem disfrutaron de un evento que fue mucho más que una presentación: se convirtió en un homenaje al pasado, una celebración del presente y una mirada ilusionada hacia el futuro.
El acto estuvo marcado por la emoción del recuerdo. Y es que, justo después de que desfilaran todos los equipos por el césped, llegó el turno de disputar el primer Memorial Miguel Navarro Polonio, un torneo con el que se rindió tributo a la figura del fundador y primer presidente del Apedem.
Miguel Navarro Polonio, fallecido de manera repentina a finales de diciembre de 2023 a los 73 años de edad, no solo fue uno de los impulsores de la creación del club en 1994, sino también un referente humano que dejó su huella en cientos de jóvenes futbolistas de la comarca. Su recuerdo estuvo muy presente en cada instante de la jornada.
El saque de honor, que corrió a cargo del alcalde de Montilla, Rafael Llamas, simbolizó ese nexo entre el Ayuntamiento de Montilla, el club y la afición. Un gesto sencillo, pero cargado de significado, que dio paso al encuentro amistoso que enfrentó al Club Deportivo Apedem con el Atlético Baenense, invitado en esta primera edición del torneo.
En lo futbolístico, el choque comenzó con cierto dominio visitante. El conjunto de Baena tuvo varias aproximaciones peligrosas que obligaron a Carlos Repiso a lucirse con intervenciones de mérito. El portero montillano, muy seguro en todo momento, sostuvo a los suyos en esos compases iniciales en los que el Apedem no lograba inquietar la portería rival.
La grada vivió esos minutos con nervios, hasta que en el minuto 30 llegó la acción que rompió el partido: Ezequiel Salado, con una visión privilegiada, filtró un pase magnífico hacia su hermano Aarón, que no perdonó con un disparo cruzado. Era el 1-0 y la grada explotó de alegría.
Apenas dos minutos más tarde, cuando aún el Atlético Baenense trataba de recomponerse del golpe, llegó la segunda estocada. Un error del guardameta visitante dejó el balón muerto en el área y Álex Hierro, atento y con sangre fría, lo elevó por encima con una precisa vaselina que se coló en la portería. El 2-0 dejó el partido muy encarrilado antes del descanso y permitió a la afición vinícola disfrutar con confianza del debut oficial de su equipo.
Tras el paso por vestuarios, el guion cambió. El Atlético Baenense perdió frescura y apenas se acercó a la portería de Román Fernández, que vivió una segunda parte tranquila. El equipo dirigido por Rafa Garrido tampoco generó un aluvión de ocasiones, pero mostró oficio y solidez, cualidades muy valiosas a pocos días del inicio de la competición.
El broche final llegó en el minuto 67, cuando de nuevo Ezequiel Salado firmó otra asistencia de oro. Esta vez el destinatario fue Fran Guardeño, que se plantó solo ante el portero y lo batió con serenidad para establecer el definitivo 3-0. La grada lo celebró con entusiasmo, consciente de que el Apedem presentaba credenciales ante su afición.
El tramo final del partido dejó poco más que destacar, salvo una espectacular intervención del portero visitante que evitó el cuarto tanto auriverde. El pitido final confirmó la victoria y dio paso a uno de los momentos más emotivos de la tarde: la entrega de trofeos.
Con el alcalde, Rafael Llamas, y el teniente de alcalde de Deportes, Festejos y Educación, Miguel Sánchez, al frente, las autoridades municipales participaron en la ceremonia junto a dos de los hijos de Miguel Navarro Polonio, que recogieron entre aplausos el reconocimiento a la memoria de su padre. Fue un instante solemne, cargado de emoción, en el que quedó claro que el legado del fundador sigue latiendo en el corazón del club.
El Memorial "Miguel Navarro Polonio" se quedará, por tanto, en casa en su primera edición. Más allá del resultado deportivo, lo que se vivió en Montilla fue una celebración del fútbol formativo, de los valores que han acompañado al Apedem desde su nacimiento y del espíritu comunitario que lo mantiene vivo.
No en vano, la entidad auriverde se ha convertido en estas tres décadas en un auténtico semillero de talentos y, sobre todo, en una escuela de vida donde niños y jóvenes aprenden a crecer con disciplina, respeto y compromiso. Toda una filosofía de vida.
Con este triunfo, el equipo Sénior cierra su penúltimo test de pretemporada antes del inicio liguero del próximo 21 de septiembre. Lo hace con sensaciones positivas, pero sobre todo con la certeza de que, en el camino que recorre el Apedem, el balón siempre va acompañado de un legado humano que trasciende el marcador.
Desde los más pequeños en categoría Bebés hasta el conjunto Sénior, los futbolistas que conforman la gran familia de Apedem disfrutaron de un evento que fue mucho más que una presentación: se convirtió en un homenaje al pasado, una celebración del presente y una mirada ilusionada hacia el futuro.
El acto estuvo marcado por la emoción del recuerdo. Y es que, justo después de que desfilaran todos los equipos por el césped, llegó el turno de disputar el primer Memorial Miguel Navarro Polonio, un torneo con el que se rindió tributo a la figura del fundador y primer presidente del Apedem.
Miguel Navarro Polonio, fallecido de manera repentina a finales de diciembre de 2023 a los 73 años de edad, no solo fue uno de los impulsores de la creación del club en 1994, sino también un referente humano que dejó su huella en cientos de jóvenes futbolistas de la comarca. Su recuerdo estuvo muy presente en cada instante de la jornada.
El saque de honor, que corrió a cargo del alcalde de Montilla, Rafael Llamas, simbolizó ese nexo entre el Ayuntamiento de Montilla, el club y la afición. Un gesto sencillo, pero cargado de significado, que dio paso al encuentro amistoso que enfrentó al Club Deportivo Apedem con el Atlético Baenense, invitado en esta primera edición del torneo.
En lo futbolístico, el choque comenzó con cierto dominio visitante. El conjunto de Baena tuvo varias aproximaciones peligrosas que obligaron a Carlos Repiso a lucirse con intervenciones de mérito. El portero montillano, muy seguro en todo momento, sostuvo a los suyos en esos compases iniciales en los que el Apedem no lograba inquietar la portería rival.
La grada vivió esos minutos con nervios, hasta que en el minuto 30 llegó la acción que rompió el partido: Ezequiel Salado, con una visión privilegiada, filtró un pase magnífico hacia su hermano Aarón, que no perdonó con un disparo cruzado. Era el 1-0 y la grada explotó de alegría.
Apenas dos minutos más tarde, cuando aún el Atlético Baenense trataba de recomponerse del golpe, llegó la segunda estocada. Un error del guardameta visitante dejó el balón muerto en el área y Álex Hierro, atento y con sangre fría, lo elevó por encima con una precisa vaselina que se coló en la portería. El 2-0 dejó el partido muy encarrilado antes del descanso y permitió a la afición vinícola disfrutar con confianza del debut oficial de su equipo.
Tras el paso por vestuarios, el guion cambió. El Atlético Baenense perdió frescura y apenas se acercó a la portería de Román Fernández, que vivió una segunda parte tranquila. El equipo dirigido por Rafa Garrido tampoco generó un aluvión de ocasiones, pero mostró oficio y solidez, cualidades muy valiosas a pocos días del inicio de la competición.
El broche final llegó en el minuto 67, cuando de nuevo Ezequiel Salado firmó otra asistencia de oro. Esta vez el destinatario fue Fran Guardeño, que se plantó solo ante el portero y lo batió con serenidad para establecer el definitivo 3-0. La grada lo celebró con entusiasmo, consciente de que el Apedem presentaba credenciales ante su afición.
El tramo final del partido dejó poco más que destacar, salvo una espectacular intervención del portero visitante que evitó el cuarto tanto auriverde. El pitido final confirmó la victoria y dio paso a uno de los momentos más emotivos de la tarde: la entrega de trofeos.
Con el alcalde, Rafael Llamas, y el teniente de alcalde de Deportes, Festejos y Educación, Miguel Sánchez, al frente, las autoridades municipales participaron en la ceremonia junto a dos de los hijos de Miguel Navarro Polonio, que recogieron entre aplausos el reconocimiento a la memoria de su padre. Fue un instante solemne, cargado de emoción, en el que quedó claro que el legado del fundador sigue latiendo en el corazón del club.
El Memorial "Miguel Navarro Polonio" se quedará, por tanto, en casa en su primera edición. Más allá del resultado deportivo, lo que se vivió en Montilla fue una celebración del fútbol formativo, de los valores que han acompañado al Apedem desde su nacimiento y del espíritu comunitario que lo mantiene vivo.
No en vano, la entidad auriverde se ha convertido en estas tres décadas en un auténtico semillero de talentos y, sobre todo, en una escuela de vida donde niños y jóvenes aprenden a crecer con disciplina, respeto y compromiso. Toda una filosofía de vida.
Con este triunfo, el equipo Sénior cierra su penúltimo test de pretemporada antes del inicio liguero del próximo 21 de septiembre. Lo hace con sensaciones positivas, pero sobre todo con la certeza de que, en el camino que recorre el Apedem, el balón siempre va acompañado de un legado humano que trasciende el marcador.
REDACCIÓN / ANDALUCÍA DIGITAL
FOTOGRAFÍA: CLUB DEPORTIVO APEDEM
FOTOGRAFÍA: CLUB DEPORTIVO APEDEM













































































































