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Los aparatos que consumen luz sin usarse salen más caros de lo que crees

La mayoría de la gente asume que, si algo está apagado, no está gastando electricidad. Es un pensamiento lógico, pero completamente falso. Cada día, sin que nadie lo note, hay decenas de dispositivos enchufados que siguen consumiendo energía aunque no se estén utilizando. Esto no solo afecta al medioambiente, también puede disparar la factura a final de mes sin que haya una razón evidente.


El fenómeno tiene nombre: consumo fantasma o consumo en standby. Y aunque parezca algo menor, es responsable de una parte nada despreciable del gasto eléctrico en el hogar.

Qué dispositivos siguen gastando cuando están “apagados”


Cualquier aparato con mando a distancia, reloj digital, piloto luminoso o función de encendido rápido entra en esta categoría. El televisor es el más conocido, pero no el único. Equipos de música, ordenadores, monitores, microondas, consolas, cafeteras eléctricas, decodificadores de televisión, routers, impresoras, incluso cargadores conectados sin uso: todos están tirando de la red constantemente.

El gasto no parece gran cosa si se mira por separado, pero al sumar los vatios que consume cada uno durante todo el año, el resultado puede sorprender. En muchos hogares, esto representa entre un 7 % y un 12 % de la factura total. Y eso sin contar los aparatos antiguos, que suelen ser mucho menos eficientes que los modelos actuales.

Cómo identificar el consumo oculto


No es fácil saber qué aparatos están consumiendo si no se utilizan herramientas de medición. Una forma sencilla de empezar es hacer una lista de todos los dispositivos que permanecen enchufados las 24 horas. Si tienen luces encendidas cuando nadie los usa, están consumiendo. Si hacen ruido aunque estén en reposo, también.

Los medidores de enchufe pueden dar datos exactos. Se conectan entre el aparato y la toma de corriente, y muestran cuánta energía está utilizando en cada momento. Otra opción es revisar el contador digital del domicilio. Si todos los interruptores están bajados pero el contador sigue marcando consumo, hay dispositivos ocultos tirando de la red.

Algunas plataformas, como Luzilia, ofrecen informes detallados sobre el consumo por franjas horarias y pueden ayudar a detectar estos picos extraños. Gracias a Luzilia es posible comparar los hábitos de uso con lo que realmente se está gastando, y detectar desajustes que no tienen sentido lógico.

Soluciones fáciles y asequibles para cortar el grifo


Una vez detectados los aparatos que consumen de forma innecesaria, el siguiente paso es cortarles el acceso a la red cuando no se usan. No hace falta desenchufar uno a uno cada noche. Existen regletas con interruptor que permiten apagar varios dispositivos a la vez. También las hay con temporizador o control por Wi-Fi, que se pueden programar para desconectarse en horas determinadas.

Otra opción es enchufar ciertos dispositivos en zonas distintas según su uso. Por ejemplo, una regleta para aparatos de uso diario y otra para los que se usan solo ocasionalmente. Esto permite aislar el problema sin complicarse la vida.

En dormitorios, es común dejar enchufados cargadores, lámparas auxiliares o altavoces. Basta con un interruptor general junto a la cama para dejar toda esa zona sin corriente por la noche. Es cómodo y, a largo plazo, reduce bastante el gasto.

Hábitos que también suman ahorro


El consumo fantasma no es el único error silencioso que encarece la factura. Usar electrodomésticos fuera de las horas valle, dejar la nevera mal cerrada o poner lavadoras a media carga también suman más de lo que parece.

Muchos hogares no aprovechan las posibilidades de su tarifa porque no saben si tienen discriminación horaria o cuál es su plan real. Aquí es donde entra en juego el asesoramiento y el seguimiento. Plataformas como Luzilia permiten ver qué tipo de tarifa está contratada y si se adapta al estilo de vida de quien vive en la casa. A veces, cambiar de tarifa (sin cambiar de compañía) basta para ahorrar unos euros en la factura sin tocar nada más.

También se ofrecen recomendaciones personalizadas en función del número de personas en casa, del tamaño del piso o de la potencia contratada. Todo sin tecnicismos, sin ofertas camufladas y sin llamadas comerciales incómodas.

Electrodomésticos eficientes: no todo es lo que parece


Hay una idea extendida de que los electrodomésticos nuevos gastan menos, y es cierto en parte. Pero no todo depende del aparato. Un frigorífico A+++ mal ubicado junto a un horno gasta más que uno viejo bien ventilado. Una lavadora moderna, si se usa mal, puede ser peor que una antigua en manos de alguien cuidadoso.

La clave está en entender cómo funciona cada equipo y adaptarse a él. Algunos trucos poco conocidos:

  • El horno consume menos si se apaga cinco minutos antes del final.

  • Las luces LED duran más si no se apagan y encienden constantemente.

  • El aire acondicionado rinde más con filtros limpios que bajando dos grados de golpe.

  • El termo eléctrico puede apagarse por la noche sin perder temperatura de forma inmediata.

Nada de esto exige grandes inversiones, solo un poco de atención. Y en muchos casos, el verdadero cambio se produce no al cambiar el aparato, sino al cambiar el uso.

Pequeños gestos, gran diferencia


No es necesario hacer una reforma eléctrica para notar una bajada de 10 o 15 euros en la factura mensual. Basta con identificar los errores invisibles y tomar medidas simples pero efectivas. Cortar el consumo fantasma, ajustar los hábitos de uso y revisar si la tarifa es la adecuada puede marcar una diferencia notable.

Cada hogar tiene su dinámica, pero los datos no engañan. Saber cuánto, cuándo y cómo se consume es el primer paso para ahorrar en la factura de la luz. Y si se cuenta con herramientas claras que no marean con datos, todo ese proceso se vuelve mucho más accesible para cualquiera.

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