El Santico, la venerada imagen de tamaño académico que representa a San Francisco Solano y que se custodia durante todo el año en su pequeña ermita de la calle Córdoba, recorrió en la mañana de ayer las calles del Barrio de Tenerías y del centro histórico de Montilla en una de las manifestaciones de fe más puras y vivas del calendario festivo local. Una jornada marcada por la emoción contenida, los recuerdos heredados y el murmullo devoto que acompaña cada paso de este pequeño pero poderoso símbolo de la identidad montillana.
Desde primera hora, el aire ya traía ecos de solemnidad. La Banda de Cornetas y Tambores “Nuestro Padre Jesús Nazareno” de Montemayor rompió el silencio matinal para anunciar lo que, para muchos vecinos de la calle Córdoba, es uno de los días más esperados del año.
Las notas musicales abrían el corazón del barrio a esta imagen del patrón de Montilla que habita en la pequeña ermita en cuyas inmediaciones, según la tradición, San Francisco Solano obraba milagros y pasaba camino de la Huerta de Las Minas, a donde acudía para llevar el fardel a su padre.
Al repique del Campanillo —esa llamada ancestral que aún emociona a generaciones de devotos—, el paso salió al encuentro del pueblo. Pequeño en dimensiones, pero inmenso en simbolismo, el trono fue adornado con centros de gladiolos y otras flores que impregnaron de aroma las calles por donde caminó “El Dueño de Tenerías”, otro de los nombres populares con los que se venera al santo montillano más universal.
El cortejo avanzó con paso firme rumbo a la Parroquia de Santiago Apóstol, el templo en el que san Francisco Solano fue bautizado el 10 de marzo de 1549. Allí se celebró una emotiva función religiosa presidida por Fernando Suárez Tapiador, rector de la Basílica Pontificia de San Juan de Ávila. La misa, concurrida y solemne, se vivió como un reencuentro íntimo entre la feligresía y su patrón; entre la historia y el presente.
Desde primera hora, el aire ya traía ecos de solemnidad. La Banda de Cornetas y Tambores “Nuestro Padre Jesús Nazareno” de Montemayor rompió el silencio matinal para anunciar lo que, para muchos vecinos de la calle Córdoba, es uno de los días más esperados del año.
Las notas musicales abrían el corazón del barrio a esta imagen del patrón de Montilla que habita en la pequeña ermita en cuyas inmediaciones, según la tradición, San Francisco Solano obraba milagros y pasaba camino de la Huerta de Las Minas, a donde acudía para llevar el fardel a su padre.
Al repique del Campanillo —esa llamada ancestral que aún emociona a generaciones de devotos—, el paso salió al encuentro del pueblo. Pequeño en dimensiones, pero inmenso en simbolismo, el trono fue adornado con centros de gladiolos y otras flores que impregnaron de aroma las calles por donde caminó “El Dueño de Tenerías”, otro de los nombres populares con los que se venera al santo montillano más universal.
El cortejo avanzó con paso firme rumbo a la Parroquia de Santiago Apóstol, el templo en el que san Francisco Solano fue bautizado el 10 de marzo de 1549. Allí se celebró una emotiva función religiosa presidida por Fernando Suárez Tapiador, rector de la Basílica Pontificia de San Juan de Ávila. La misa, concurrida y solemne, se vivió como un reencuentro íntimo entre la feligresía y su patrón; entre la historia y el presente.
Ya pasado el mediodía, y con el sol apretando sobre las calles de Montilla, la comitiva inició el camino de regreso hacia la ermita. En esta ocasión, las coplas populares dedicadas a El Santo —que desde 2015 forman parte del Patrimonio Inmaterial de Andalucía— acompañaron el trayecto. Versos que hablan de milagros, de humildad, de entrega… Oraciones cantadas que huelen a pueblo y que, gracias a la labor del Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico (IAPH), están hoy protegidos como parte esencial de la memoria colectiva andaluza.
Ni siquiera el calor sofocante restó brillo a una procesión que reunió a decenas de montillanos. Entre ellos, una nutrida representación institucional encabezada por el alcalde, Rafael Llamas, y el concejal de Festejos, Miguel Sánchez, acompañados por la portavoz del Grupo Municipal Popular en el Ayuntamiento de Montilla, María José Tejada.
El repique del campanillo volvió a sonar al llegar de nuevo a Tenerías, como si cerrara un círculo sagrado de emoción, devoción y legado. Los aplausos de los fieles sellaron un día que no necesita fuegos artificiales para brillar, porque lo ilumina la fuerza invisible pero poderosa de una tradición que se mantiene intacta.
A partir de hoy, los cultos promovidos por la Asociación Cultural de El Santico tomarán el relevo de la calle, con actos que se prolongarán hasta el 25 de julio, festividad de Santiago Apóstol. Y es que, en Montilla, las tradiciones no se apagan: arden como brasas que nunca se consumen del todo.
JUAN PABLO BELLIDO / REDACCIÓN
FOTOGRAFÍA: JOSÉ ANTONIO AGUILAR
FOTOGRAFÍA: JOSÉ ANTONIO AGUILAR













































































