El Ayuntamiento de Montilla, a través de su Área de Medio Ambiente, ha intensificado sus esfuerzos para el control de la procesionaria del pino (Thaumetopoea pityocampa) mediante la instalación de un centenar de trampas en distintas zonas verdes de la localidad. Esta medida complementa los tratamientos fitosanitarios aplicados en años anteriores y responde a la necesidad de mitigar los efectos adversos que esta oruga puede causar fundamentalmente en niños, personas con problemas de alergia y mascotas.
El Parque Enrique Tierno Galván, la zona verde del Polígono Industrial Llanos de Jarata y el CEIP San José han sido los últimos en sumarse a esta campaña, que comenzó con la colocación de trampas en el CEIP Beato Juan de Ávila y en el Parque de La Rehoya, una zona verde de casi 20.000 metros cuadrados situada en la confluencia de las calles Julio César y Santa Brígida con la Avenida del Marqués de la Vega de Armijo y el primer tramo de la Ronda Norte.
"Estos dispositivos permiten la captura y posterior eliminación de las orugas a medida que descienden de los pinos, interrumpiendo su ciclo biológico de forma eficaz y sin el uso de productos químicos perjudiciales para el medio ambiente", detallan desde el Área de Medio Ambiente del Consistorio.
La procesionaria del pino es el insecto defoliador más importante de los pinares en España. Su presencia en zonas urbanas supone un problema de salud pública debido a los pelos urticantes que cubren su cuerpo y que pueden provocar reacciones alérgicas e irritaciones en personas y animales domésticos.
Conscientes de ello, desde el Área de Medio Ambiente del Consistorio montillano, que dirige la teniente de alcalde de Infraestructuras y Medio Ambiente, Raquel Casado, vienen apostando en los últimos años por una estrategia combinada que incluye tanto la instalación de trampas como la aplicación de tratamientos fitosanitarios cuando sea necesario.
En este sentido, en años anteriores se ha utilizado Abamectina, un insecticida de acción translaminar que afecta el sistema nervioso de los insectos, provocando su muerte. Sin embargo, la instalación de trampas supone un método más sostenible y menos invasivo, lo que se traduce en un menor impacto ambiental y una mayor protección para la biodiversidad local.
La proliferación de la procesionaria del pino se produce principalmente entre los meses de febrero y abril, cuando las orugas descienden en grupo, formando las características "procesiones" en busca de un lugar adecuado para enterrarse y completar su ciclo vital. Para evitar su propagación y los riesgos asociados, el Ayuntamiento de Montilla ha reforzado las labores de vigilancia en parques y colegios, espacios donde la presencia de este insecto supone un mayor peligro.
Asimismo, desde el Área de Medio Ambiente se ha hecho un llamamiento a la ciudadanía para que informe sobre la presencia de procesionaria en espacios públicos y evite el contacto con las orugas. Se recomienda a los propietarios de mascotas extremar las precauciones en las zonas afectadas y acudir al veterinario ante cualquier sospecha de intoxicación.
El Parque Enrique Tierno Galván, la zona verde del Polígono Industrial Llanos de Jarata y el CEIP San José han sido los últimos en sumarse a esta campaña, que comenzó con la colocación de trampas en el CEIP Beato Juan de Ávila y en el Parque de La Rehoya, una zona verde de casi 20.000 metros cuadrados situada en la confluencia de las calles Julio César y Santa Brígida con la Avenida del Marqués de la Vega de Armijo y el primer tramo de la Ronda Norte.
"Estos dispositivos permiten la captura y posterior eliminación de las orugas a medida que descienden de los pinos, interrumpiendo su ciclo biológico de forma eficaz y sin el uso de productos químicos perjudiciales para el medio ambiente", detallan desde el Área de Medio Ambiente del Consistorio.
La procesionaria del pino es el insecto defoliador más importante de los pinares en España. Su presencia en zonas urbanas supone un problema de salud pública debido a los pelos urticantes que cubren su cuerpo y que pueden provocar reacciones alérgicas e irritaciones en personas y animales domésticos.
Conscientes de ello, desde el Área de Medio Ambiente del Consistorio montillano, que dirige la teniente de alcalde de Infraestructuras y Medio Ambiente, Raquel Casado, vienen apostando en los últimos años por una estrategia combinada que incluye tanto la instalación de trampas como la aplicación de tratamientos fitosanitarios cuando sea necesario.
En este sentido, en años anteriores se ha utilizado Abamectina, un insecticida de acción translaminar que afecta el sistema nervioso de los insectos, provocando su muerte. Sin embargo, la instalación de trampas supone un método más sostenible y menos invasivo, lo que se traduce en un menor impacto ambiental y una mayor protección para la biodiversidad local.
La proliferación de la procesionaria del pino se produce principalmente entre los meses de febrero y abril, cuando las orugas descienden en grupo, formando las características "procesiones" en busca de un lugar adecuado para enterrarse y completar su ciclo vital. Para evitar su propagación y los riesgos asociados, el Ayuntamiento de Montilla ha reforzado las labores de vigilancia en parques y colegios, espacios donde la presencia de este insecto supone un mayor peligro.
Asimismo, desde el Área de Medio Ambiente se ha hecho un llamamiento a la ciudadanía para que informe sobre la presencia de procesionaria en espacios públicos y evite el contacto con las orugas. Se recomienda a los propietarios de mascotas extremar las precauciones en las zonas afectadas y acudir al veterinario ante cualquier sospecha de intoxicación.
JUAN PABLO BELLIDO / REDACCIÓN
FOTOGRAFÍA: JOSÉ ANTONIO AGUILAR
FOTOGRAFÍA: JOSÉ ANTONIO AGUILAR
















































