Montilla ha recuperado definitivamente el Concurso de Venencia y Destreza en el Oficio. Y lo ha hecho registrando la cifra más alta de participación de los últimos años en un certamen que ayer se convertía en el mejor colofón para la Fiesta del Vino y la Tapa, organizada por el Ayuntamiento de Montilla durante uno de los fines de semana de mayor proyección para la vendimia del marco Montilla-Moriles.
En su edición de 2024, el Concurso de Venencia y Destreza en el Oficio quiso rendir tributo a una de las figuras más relevantes de la venencia, el morilense Antonio López Cuenca, ganador en reiteradas ocasiones de este certamen, además de santo y seña del vino en Moriles, quien recibió el galardón de Venenciador de Honor, además de formar parte del jurado.
El concejal de Turismo y Promoción de Ciudad, Adrian Lapsley, fue el encargado, en nombre de la Corporación municipal, de glosar la trayectoria de uno de los mejores defensores de la cultura Montilla-Moriles. “Nació con una venencia en la mano y, durante años, en este concurso, ha establecido un nivel al que todos los venenciadores pueden aspirar, haciendo del oficio de la venencia un arte con dedicación, destreza y pasión”, comentaba en referencia a Antonio López Cuenca.
Con este nombramiento, el Ayuntamiento de Montilla pretendía "engrandecer" un concurso que tuvo otros nombres propios, con la gran novedad de abrir los premios en una nueva categoría en la modalidad de venencia, la de Chupetes, para venenciadores menores de 6 años.
En esta categoría, los tres primeros premios fueron, por este orden, para Sofía Guijarro, Carlos Villar y Elena García. En Venencia Infantil (para participantes de 7 a 10 años), los premios fueron para Fátima Jiménez, Daniel Zafra y Ana Jiménez. La categoría Juvenil (de 11 a 16 años) se resolvió con la mejor puntuación para María Rocío Hinojosa, seguida de Daniel Ruz y Cayetano Ojeda. Y, por último, en el concurso Sénior, los premios fueron para Inmaculada Carmona, Jesús Sánchez y María del Carmen Gómez.
En la otra modalidad del concurso, en la de Volteo, con seis participantes, el primer premio recayó en el montillano Jesús Sánchez, que quedó por delante de Tania Priego y de Daniel Ruz. Sin premio, pero con el reconocimiento del público, tanto en Venencia como en Volteo, reapareció entre los participantes el veterano Francisco Luque Jordano, demostrando su buen hacer en el oficio a sus más de 80 años.
El nombre de Montilla está indisolublemente unido al de sus vinos. Estos pueden considerarse un rasgo definitorio de la personalidad de sus gentes que, a lo largo de la historia, les concedieron una importancia vital. No en vano, durante años, los jornales que la vendimia generaba –bien en la recolección, bien en la molturación–, aportaban unos ingresos que ayudaban a las familias más humildes a afrontar el inicio del curso escolar o a renovar el vestuario o algunos muebles.
Hoy día, la recolección apenas dura veinte días; las lagaretas más tradicionales han desaparecido y en los complejos bodegueros o en las cooperativas encargadas de la molturación trabaja una decena de personas a lo largo de todo el proceso. Sin embargo, siguen manteniéndose algunos oficios tradicionales vinculados al vino que, en los últimos años, han despertado el interés de los consumidores más exigentes de Centroeuropa.
Es el caso de la venencia, un viejo oficio que surgió con la idea de comprobar el estado de los vinos que se criaban en las bodegas de botas y que, de un tiempo a esta parte, ha alcanzado un gran protagonismo en eventos gastronómicos y sociales. No en vano, con el paso del tiempo, esta forma de extracción del vino ha sido sustituida por otras técnicas más modernas, quedando en la actualidad relegada a eventos especiales o ferias profesionales.
En su edición de 2024, el Concurso de Venencia y Destreza en el Oficio quiso rendir tributo a una de las figuras más relevantes de la venencia, el morilense Antonio López Cuenca, ganador en reiteradas ocasiones de este certamen, además de santo y seña del vino en Moriles, quien recibió el galardón de Venenciador de Honor, además de formar parte del jurado.
El concejal de Turismo y Promoción de Ciudad, Adrian Lapsley, fue el encargado, en nombre de la Corporación municipal, de glosar la trayectoria de uno de los mejores defensores de la cultura Montilla-Moriles. “Nació con una venencia en la mano y, durante años, en este concurso, ha establecido un nivel al que todos los venenciadores pueden aspirar, haciendo del oficio de la venencia un arte con dedicación, destreza y pasión”, comentaba en referencia a Antonio López Cuenca.
Con este nombramiento, el Ayuntamiento de Montilla pretendía "engrandecer" un concurso que tuvo otros nombres propios, con la gran novedad de abrir los premios en una nueva categoría en la modalidad de venencia, la de Chupetes, para venenciadores menores de 6 años.
En esta categoría, los tres primeros premios fueron, por este orden, para Sofía Guijarro, Carlos Villar y Elena García. En Venencia Infantil (para participantes de 7 a 10 años), los premios fueron para Fátima Jiménez, Daniel Zafra y Ana Jiménez. La categoría Juvenil (de 11 a 16 años) se resolvió con la mejor puntuación para María Rocío Hinojosa, seguida de Daniel Ruz y Cayetano Ojeda. Y, por último, en el concurso Sénior, los premios fueron para Inmaculada Carmona, Jesús Sánchez y María del Carmen Gómez.
En la otra modalidad del concurso, en la de Volteo, con seis participantes, el primer premio recayó en el montillano Jesús Sánchez, que quedó por delante de Tania Priego y de Daniel Ruz. Sin premio, pero con el reconocimiento del público, tanto en Venencia como en Volteo, reapareció entre los participantes el veterano Francisco Luque Jordano, demostrando su buen hacer en el oficio a sus más de 80 años.
El arte de la venencia
El nombre de Montilla está indisolublemente unido al de sus vinos. Estos pueden considerarse un rasgo definitorio de la personalidad de sus gentes que, a lo largo de la historia, les concedieron una importancia vital. No en vano, durante años, los jornales que la vendimia generaba –bien en la recolección, bien en la molturación–, aportaban unos ingresos que ayudaban a las familias más humildes a afrontar el inicio del curso escolar o a renovar el vestuario o algunos muebles.
Hoy día, la recolección apenas dura veinte días; las lagaretas más tradicionales han desaparecido y en los complejos bodegueros o en las cooperativas encargadas de la molturación trabaja una decena de personas a lo largo de todo el proceso. Sin embargo, siguen manteniéndose algunos oficios tradicionales vinculados al vino que, en los últimos años, han despertado el interés de los consumidores más exigentes de Centroeuropa.
Es el caso de la venencia, un viejo oficio que surgió con la idea de comprobar el estado de los vinos que se criaban en las bodegas de botas y que, de un tiempo a esta parte, ha alcanzado un gran protagonismo en eventos gastronómicos y sociales. No en vano, con el paso del tiempo, esta forma de extracción del vino ha sido sustituida por otras técnicas más modernas, quedando en la actualidad relegada a eventos especiales o ferias profesionales.
J.P. BELLIDO / REDACCIÓN
FOTOGRAFÍAS: AYUNTAMIENTO DE MONTILLA
FOTOGRAFÍAS: AYUNTAMIENTO DE MONTILLA