En torno a sesenta jóvenes montillanos, encabezados por el párroco de San Francisco Solano, David Reyes, se han sumado este fin de semana a la peregrinación diocesana hacia el Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe, en la provincia de Cáceres, una actividad que este año alcanza su vigésimo octava edición con la participación de cerca de 800 personas.
Tras la "misa de envío" que ayer presidió en la Santa Iglesia Catedral el obispo de Córdoba, Demetrio Fernández –y en la que se recordó al joven Álvaro Prieto, fallecido en trágicas circunstancias la pasada semana en Sevilla–, la colorida comitiva organizada por la Delegación Diocesana de Juventud hizo su primera parada en Hinojosa del Duque, donde se unieron más jóvenes al camino.
A mediodía alcanzaron Puerto de San Vicente, desde donde cubrieron a pie la distancia que separa esta localidad de la de Alía, donde pasaron la noche después de celebrar la vigilia de oración. Durante la mañana de hoy, los jóvenes montillanos y cordobeses han retomado su camino hacia Guadalupe, un municipio de algo menos de 2.000 habitantes que se sitúa en la comarca de Villuercas-Ibores-Jara.
En este tramo de la peregrinación, los jóvenes recibirán catequesis y compartirán experiencias de fe, además de conocer el testimonio de otros chicos y escuchar a los sacerdotes, religiosas y seminaristas que los acompañan. Mañana domingo, por fin, se celebrará en el Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe la eucaristía presidida por el obispo de Córdoba.
La peregrinación hacia el Real Monasterio de Santa María de Guadalupe –considerado como uno de los mayores símbolos de Extremadura– celebró su primera edición en 1995 gracias al impulso del entonces titular de la Diócesis, Francisco Javier Martínez –hoy arzobispo de Granada–, quien confió la dirección técnica y logística de la actividad –que reunió a 850 personas– a los máximos responsables de la Asociación Jóvenes Aventureros de Montilla, Juan Pablo Bellido y Francisco Manuel Aranda.
En el inicio de su homilía de ayer, Demetrio Fernández aseveró que "lo contrario del miedo es la esperanza" y, por eso, siguiendo el Evangelio de San Lucas, los invitó a no tener miedo y a vivir en la confianza de que “Dios nos ama y nos perdona gratuitamente porque es rico en amor y misericordia para con nosotros”.
Ante la numerosa peregrinación, el obispo expresó la necesidad de "mantener abierto el corazón y recibir la gracia de Dios, confiar en el cuidado del Señor y acoger este camino como signo de cercanía y unión con Él" y recordó que "el camino de Guadalupe ha sido el marco donde muchos jóvenes han encauzado su vocación al matrimonio y otros lo han hecho al sacerdocio o la vida religiosa".
En este contexto de acompañamiento espiritual a los jóvenes muchos jóvenes han descubierto el valor de la vida de fe y pertenencia a la Iglesia. En esta nueva andadura, "los jóvenes deben ser misioneros de los jóvenes”, añadió el obispo, quien pidió a los peregrinos que vivan “el protagonismo de vuestra propia vida".
Tras la "misa de envío" que ayer presidió en la Santa Iglesia Catedral el obispo de Córdoba, Demetrio Fernández –y en la que se recordó al joven Álvaro Prieto, fallecido en trágicas circunstancias la pasada semana en Sevilla–, la colorida comitiva organizada por la Delegación Diocesana de Juventud hizo su primera parada en Hinojosa del Duque, donde se unieron más jóvenes al camino.
A mediodía alcanzaron Puerto de San Vicente, desde donde cubrieron a pie la distancia que separa esta localidad de la de Alía, donde pasaron la noche después de celebrar la vigilia de oración. Durante la mañana de hoy, los jóvenes montillanos y cordobeses han retomado su camino hacia Guadalupe, un municipio de algo menos de 2.000 habitantes que se sitúa en la comarca de Villuercas-Ibores-Jara.
En este tramo de la peregrinación, los jóvenes recibirán catequesis y compartirán experiencias de fe, además de conocer el testimonio de otros chicos y escuchar a los sacerdotes, religiosas y seminaristas que los acompañan. Mañana domingo, por fin, se celebrará en el Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe la eucaristía presidida por el obispo de Córdoba.
La peregrinación hacia el Real Monasterio de Santa María de Guadalupe –considerado como uno de los mayores símbolos de Extremadura– celebró su primera edición en 1995 gracias al impulso del entonces titular de la Diócesis, Francisco Javier Martínez –hoy arzobispo de Granada–, quien confió la dirección técnica y logística de la actividad –que reunió a 850 personas– a los máximos responsables de la Asociación Jóvenes Aventureros de Montilla, Juan Pablo Bellido y Francisco Manuel Aranda.
En el inicio de su homilía de ayer, Demetrio Fernández aseveró que "lo contrario del miedo es la esperanza" y, por eso, siguiendo el Evangelio de San Lucas, los invitó a no tener miedo y a vivir en la confianza de que “Dios nos ama y nos perdona gratuitamente porque es rico en amor y misericordia para con nosotros”.
Ante la numerosa peregrinación, el obispo expresó la necesidad de "mantener abierto el corazón y recibir la gracia de Dios, confiar en el cuidado del Señor y acoger este camino como signo de cercanía y unión con Él" y recordó que "el camino de Guadalupe ha sido el marco donde muchos jóvenes han encauzado su vocación al matrimonio y otros lo han hecho al sacerdocio o la vida religiosa".
En este contexto de acompañamiento espiritual a los jóvenes muchos jóvenes han descubierto el valor de la vida de fe y pertenencia a la Iglesia. En esta nueva andadura, "los jóvenes deben ser misioneros de los jóvenes”, añadió el obispo, quien pidió a los peregrinos que vivan “el protagonismo de vuestra propia vida".
REDACCIÓN / ANDALUCÍA DIGITAL
FOTOGRAFÍA: DIÓCESIS DE CÓRDOBA
FOTOGRAFÍA: DIÓCESIS DE CÓRDOBA