La Hermandad Salesiana del Santísimo Cristo del Amor volvió a reunir anoche a cientos de penitentes que, farol rojo en mano o cruz al hombro, renovaron su promesa anual para acompañar al crucificado de Amadeo Ruiz Olmos, que partió desde la iglesia santuario de María Auxiliadora a las once en punto de la noche.
Como cada año, el interminable paso de penitentes que acompañan al sagrado titular fue seguido por numerosos montillanos que buscan la intimidad de esta estación de penitencia con sobrecogedor respeto. Los cientos de faroles rojos que cada Miércoles Santo manan desde la Cuesta del Silencio semejando dos ríos de sangre, ofrecen una singular imagen que, año tras año, despierta la curiosidad de numerosos vecinos de las localidades cercanas, que acuden a Montilla a admirar la imagen de este crucificado, restaurada en 2006 por el artista cordobés Antonio Bernal Redondo, quien intervino en la policromía de la imagen, así como en algunas grietas que habían aparecido en la parte más superior, a causa de la dilatación de la madera.
Amadeo Ruiz Olmos, imaginero valenciano afincado en Córdoba, fue el encargado de tallar esta imagen en 1944. De tamaño académico, "el Santísimo Cristo del Amor responde estéticamente a los postulados contrarreformistas que determinaron la iconografía del Barroco", tal y como explica Elena Bellido, historiadora del Arte y directora de la Fundación Biblioteca Manuel Ruiz Luque.
"Jesús se presenta muerto en una cruz arbórea, sujeto por tres clavos, obligándole ello a cruzar las piernas. Su rostro se inclina sobre el pecho, arrastrando la cabellera por el movimiento de la cabeza, cubriendo una parte de la cara", describe Elena Bellido, quien rememora que "Longinos ha clavado su lanza en el costado, abriendo una herida sangrante que le recorre el torso". Sobre el extremo superior del sagrado madero se muestra la tablilla redactada en latín, griego y hebreo: “Jesús de Nazaret, Rey de los Judíos”, delito por el que se condenó a Jesús.
El paso en el que procesiona el Santísimo Cristo del Amor, obra del montillano Antonio Herrador, Cofrade Ejemplar de 2011, es portado a hombros por antiguos alumnos del Colegio Salesiano, y dispone de un mecanismo que permite abatir la imagen del crucificado para hacer posible la salida y entrada al templo.
La estación de penitencia del Santísimo Cristo del Amor supuso anoche el broche de oro a la participación de las cofradías salesianas en la Semana Santa montillana, pues esta hermandad, fundada oficialmente el 9 de marzo de 1941 gracias a la iniciativa de Manuel Luque Velasco, es la última que sale en procesión desde el Colegio Salesiano. La seriedad, la profundidad y el sentido de oración que se transmite durante el desfile son las notas características de la única cofradía que procesiona durante el Miércoles Santo montillano.
Como cada año, el interminable paso de penitentes que acompañan al sagrado titular fue seguido por numerosos montillanos que buscan la intimidad de esta estación de penitencia con sobrecogedor respeto. Los cientos de faroles rojos que cada Miércoles Santo manan desde la Cuesta del Silencio semejando dos ríos de sangre, ofrecen una singular imagen que, año tras año, despierta la curiosidad de numerosos vecinos de las localidades cercanas, que acuden a Montilla a admirar la imagen de este crucificado, restaurada en 2006 por el artista cordobés Antonio Bernal Redondo, quien intervino en la policromía de la imagen, así como en algunas grietas que habían aparecido en la parte más superior, a causa de la dilatación de la madera.
Amadeo Ruiz Olmos, imaginero valenciano afincado en Córdoba, fue el encargado de tallar esta imagen en 1944. De tamaño académico, "el Santísimo Cristo del Amor responde estéticamente a los postulados contrarreformistas que determinaron la iconografía del Barroco", tal y como explica Elena Bellido, historiadora del Arte y directora de la Fundación Biblioteca Manuel Ruiz Luque.
"Jesús se presenta muerto en una cruz arbórea, sujeto por tres clavos, obligándole ello a cruzar las piernas. Su rostro se inclina sobre el pecho, arrastrando la cabellera por el movimiento de la cabeza, cubriendo una parte de la cara", describe Elena Bellido, quien rememora que "Longinos ha clavado su lanza en el costado, abriendo una herida sangrante que le recorre el torso". Sobre el extremo superior del sagrado madero se muestra la tablilla redactada en latín, griego y hebreo: “Jesús de Nazaret, Rey de los Judíos”, delito por el que se condenó a Jesús.
El paso en el que procesiona el Santísimo Cristo del Amor, obra del montillano Antonio Herrador, Cofrade Ejemplar de 2011, es portado a hombros por antiguos alumnos del Colegio Salesiano, y dispone de un mecanismo que permite abatir la imagen del crucificado para hacer posible la salida y entrada al templo.
La estación de penitencia del Santísimo Cristo del Amor supuso anoche el broche de oro a la participación de las cofradías salesianas en la Semana Santa montillana, pues esta hermandad, fundada oficialmente el 9 de marzo de 1941 gracias a la iniciativa de Manuel Luque Velasco, es la última que sale en procesión desde el Colegio Salesiano. La seriedad, la profundidad y el sentido de oración que se transmite durante el desfile son las notas características de la única cofradía que procesiona durante el Miércoles Santo montillano.
J.P. BELLIDO / REDACCIÓN
REPORTAJE GRÁFICO: JOSÉ ANTONIO AGUILAR
VÍDEO: MONTILLA COFRADE
REPORTAJE GRÁFICO: JOSÉ ANTONIO AGUILAR
VÍDEO: MONTILLA COFRADE