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Priego de Córdoba dedicará a San Juan de Ávila la plaza que da acceso a la iglesia parroquial de La Asunción

Priego de Córdoba dedicará a San Juan de Ávila la plaza que da acceso a la Iglesia Parroquial de Nuestra Señora de la Asunción, un edificio declarado Bien de Interés Cultural e incluido en el Catálogo de Bienes Protegidos de la localidad con grado de protección integral. La Comisión Provincial de Patrimonio de la Consejería de Cultura y Patrimonio Histórico, presidida por la delegada de Fomento, Infraestructuras, Ordenación del Territorio, Cultura y Patrimonio Histórico, Cristina Casanueva, ha informado favorablemente sobre la colocación de dos placas-azulejo en la fachada del Sagrario del templo.



La solicitud ha sido formulada por el Ayuntamiento de la localidad tras la petición del párroco y del Consejo Parroquial para rotular la plaza existente entre las calles Villalta y Abad Palomino como ‘Plaza de San Juan de Ávila’. Para ello se pretende sustituir la placa existente por otra de similares características.

La Iglesia quiere también conmemorar la visita de las reliquias del Santo con una placa, que se pretende colocar en el lugar donde actualmente existe otra. Ambas placas son de azulejo en porcelana blanca con detalles pintados en azul, y con unas dimensiones de 60 x 40 cms (la placa con el nombre de la plaza), y de 80 x 60 cms (la placa conmemorativa con la figura del Santo). Se situarían en la fachada de la Iglesia de Nuestra Sra. de la Asunción, en concreto, en la de su Sagrario.

Edificio protegido

La Iglesia Parroquial de Nuestra Señora de la Asunción, de Priego de Córdoba es un edificio protegido, declarado Bien de Interés Cultural e incluido en el Catálogo de Bienes Protegidos de Priego de Córdoba con grado de protección integral.

Su construcción comenzó en 1525, a instancias de la Marquesa de Priego. Es un edificio gótico-mudéjar de tres naves, con arcos apuntados sobre pilares octogonales, terminados por una cubierta mudéjar con decoración que aún se conserva bajo la bóveda barroca del siglo XVIII.

La Puerta de Santa Ana, de estilo plateresco, se atribuye a Martín de Bolívar, artista del círculo de Siloé. La reja de la puerta principal es de 1575 y la torre, de 1541. Ya en el siglo XVII se realizaron las numerosas capillas laterales, como la del Cristo de los Parrillas, terminada en 1636. La imagen del Cristo es atribuida a Alonso de Mena y fechada hacia 1635. Destaca también el Retablo Mayor, del Renacimiento tardío.

El templo actual es fruto de la remodelación realizada entre 1743 y 1747, que consistió en ocultar los antiguos artesonados con bóvedas de arista, dotando al conjunto de una cúpula oval delante del presbiterio. Los antiguos arcos góticos quedaron ocultos bajo los de medio punto y la nueva decoración utilizó abundantes yeserías y molduras. El autor de esta gran obra fue Jerónimo Sánchez de Rueda.

El Sagrario, una de las obras maestras del barroco español, fue realizado por Francisco Javier Pedrajas, entre 1772 y 1784, y es Monumento Nacional desde 1932. Su planta consiste en un octógono rodeado de paso inferior y tribuna rematada con una impresionante cúpula gallonada, perforada en su base por ocho amplios ventanales, al que se antepone un recinto menor cuadrado. Esta magnífica arquitectura se recubre con una profusa decoración de molduras y yeserías de inspiración rococó. En el centro se alza un tabernáculo de 1921 del escultor Manuel Garnelo.

Una figura clave del Siglo de Oro

San Juan de Ávila fue fundador de centros de Teología y Humanidades en Baeza, Granada y Córdoba, así como de varios colegios en Jerez, Priego, Montilla, Úbeda, Sevilla, Alcalá de Guadaira, Palma del Río y Écija. Sus reliquias presiden el altar de La Encarnación, una iglesia situada en la calle Corredera cuya construcción comenzó en 1726 y que, por diversos avatares históricos, no fue concluida hasta 1944.

Orientador espiritual de San Francisco de Borja, San Ignacio de Loyola, Santa Teresa de Jesús y Fray Luis de Granada, este montillano adoptivo preparó escritos y memoriales para los concilios de Trento y Toledo, contribuyendo en gran medida a la posición preeminente que ostentó la localidad durante el Siglo de Oro. Con su proclamación, San Juan de Ávila se une a otros grandes doctores de la Iglesia nacidos en España, como San Isidoro de Sevilla (560-636), Santa Teresa de Jesús (1515-1582) y San Juan de la Cruz (1542-1591).

J.P. BELLIDO / REDACCIÓN
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