El escritor peruano Fernando Iwasaki abrió ayer el programa oficial de actos de la LXI Fiesta de la Vendimia Montilla-Moriles con un pregón titulado El Inca Garcilaso, guay de mojón en Montilla, en el que, desde la primera línea, provocó la curiosidad de los asistentes, con abundantes notas de humor que arrancaron las sonrisas del público que se dio cita en el patio de las Bodegas Pérez Barquero.
Iwasaki, quien aprovechó la celebración de la Fiesta de la Vendimia en memoria a la figura del Inca Garcilaso de la Vega por el cuarto centenario de su muerte, reveló cómo el cronista cuzqueño –a diferencia de Góngora, Cervantes, Lope o Quevedo– no sólo jamás admitió haber bebido una sola copa de vino, sino que además se esforzó por demostrar que los indios de los Andes fueron un pueblo "sobrio, abstemio y continente".
Sin embargo, a través de sus lecturas, de los libros que escribió e incluso de las anécdotas y las expresiones utilizadas por el Inca en La Florida (1605), Los Comentarios Reales (1609) y la Historia General del Perú (1617), Iwasaki demostró con sólidos argumentos y risueña erudición cómo el Inca fue en realidad "un bebedor refinado, un conocedor de los caldos de la Campiña cordobesa y probablemente un pequeño bodeguero". Es decir, "un pedazo de mojón", palabra con la que se definía en los siglos XVI y XVII a los catadores.
Algunos asistentes como José Antonio Cerezo, Manuel Ruiz Luque O Miguel Aguilar –que ejerció de presentador– relacionaron el pregón con otros textos de Iwasaki como Las bragas de Pitágoras o La polla de Cervantes, precisamente por la divertida erudición histórica y filológica que demostró durante la lectura de El Inca Garcilaso, guay de mojón en Montilla.
Iwasaki también hizo referencias futbolísticas, sugiriendo que el Fútbol Club San Francisco Solano de Arequipa y el Club Deportivo Inca Garcilaso de la Vega del Cusco sean invitados al Estadio Municipal de Montilla para disputar un "clásico" de los Andes que se convertiría así en un «derbi» montillano.
Finalmente, y ante un abarrotado patio de la Bodega Pérez Barquero, el historiador y escritor peruano quiso finalizar su pregón de la LXI Fiesta de la Vendimia con un brindis compartido "con los descendientes de los más de cien montillanos apadrinados por el Inca en el siglo XVI".
El pregón dio comienzo inmediatamente después del acto de coronación de la Vendimiadora Mayor, un honor que este año ha recaído en la joven montillana Marina Sierra Rodríguez, que estuvo acompañada por su corte de damas, formada por Natalia Marqués Gálvez, Rocío González Millán, Lidia Duque Muñoz, Nuria Alférez Sánchez, Nerea García Rambla y Cristina Castro Serrano, todas ellas en representación de colectivos vecinales y culturales del municipio.
El epicentro de la Fiesta de la Vendimia se trasladará esta noche hasta el castillo, donde Andrés Ciudad, subdirector de la Ruta Quetzal, recibirá el título de Capataz de Honor de los vinos de la Denominación de Origen Protegida (DOP) Montilla-Moriles, mientras que José Ruiz y Manuel Llamas serán investidos capataces de Campo y de Bodega, respectivamente.
"Los vinos de Montilla-Moriles forjan lazos de amistad igual que lo hace la Ruta Quetzal, por eso queremos reconocer con este nombramiento a este viaje iniciático que ha inoculado el amor por el Nuevo Continente a más de diez mil jóvenes de sesenta nacionalidades, auténticos embajadores de la interculturalidad y del mestizaje", explicó el alcalde de Montilla, Rafael Llamas.
De este modo, este programa auspiciado por el Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación, que combina la educación en valores, con el intercambio cultural, la formación en emprendimiento social y la aventura, se erigirá a lo largo de todo un año en defensor de los vinos de la zona Montilla-Moriles, a partir del acto que tendrá lugar esta noche en el mismo castillo donde los expedicionarios pernoctaron el pasado 22 de julio tras su intensa visita a la ciudad.
Iwasaki, quien aprovechó la celebración de la Fiesta de la Vendimia en memoria a la figura del Inca Garcilaso de la Vega por el cuarto centenario de su muerte, reveló cómo el cronista cuzqueño –a diferencia de Góngora, Cervantes, Lope o Quevedo– no sólo jamás admitió haber bebido una sola copa de vino, sino que además se esforzó por demostrar que los indios de los Andes fueron un pueblo "sobrio, abstemio y continente".
Sin embargo, a través de sus lecturas, de los libros que escribió e incluso de las anécdotas y las expresiones utilizadas por el Inca en La Florida (1605), Los Comentarios Reales (1609) y la Historia General del Perú (1617), Iwasaki demostró con sólidos argumentos y risueña erudición cómo el Inca fue en realidad "un bebedor refinado, un conocedor de los caldos de la Campiña cordobesa y probablemente un pequeño bodeguero". Es decir, "un pedazo de mojón", palabra con la que se definía en los siglos XVI y XVII a los catadores.
Algunos asistentes como José Antonio Cerezo, Manuel Ruiz Luque O Miguel Aguilar –que ejerció de presentador– relacionaron el pregón con otros textos de Iwasaki como Las bragas de Pitágoras o La polla de Cervantes, precisamente por la divertida erudición histórica y filológica que demostró durante la lectura de El Inca Garcilaso, guay de mojón en Montilla.
Iwasaki también hizo referencias futbolísticas, sugiriendo que el Fútbol Club San Francisco Solano de Arequipa y el Club Deportivo Inca Garcilaso de la Vega del Cusco sean invitados al Estadio Municipal de Montilla para disputar un "clásico" de los Andes que se convertiría así en un «derbi» montillano.
Finalmente, y ante un abarrotado patio de la Bodega Pérez Barquero, el historiador y escritor peruano quiso finalizar su pregón de la LXI Fiesta de la Vendimia con un brindis compartido "con los descendientes de los más de cien montillanos apadrinados por el Inca en el siglo XVI".
El pregón dio comienzo inmediatamente después del acto de coronación de la Vendimiadora Mayor, un honor que este año ha recaído en la joven montillana Marina Sierra Rodríguez, que estuvo acompañada por su corte de damas, formada por Natalia Marqués Gálvez, Rocío González Millán, Lidia Duque Muñoz, Nuria Alférez Sánchez, Nerea García Rambla y Cristina Castro Serrano, todas ellas en representación de colectivos vecinales y culturales del municipio.
El epicentro de la Fiesta de la Vendimia se trasladará esta noche hasta el castillo, donde Andrés Ciudad, subdirector de la Ruta Quetzal, recibirá el título de Capataz de Honor de los vinos de la Denominación de Origen Protegida (DOP) Montilla-Moriles, mientras que José Ruiz y Manuel Llamas serán investidos capataces de Campo y de Bodega, respectivamente.
"Los vinos de Montilla-Moriles forjan lazos de amistad igual que lo hace la Ruta Quetzal, por eso queremos reconocer con este nombramiento a este viaje iniciático que ha inoculado el amor por el Nuevo Continente a más de diez mil jóvenes de sesenta nacionalidades, auténticos embajadores de la interculturalidad y del mestizaje", explicó el alcalde de Montilla, Rafael Llamas.
De este modo, este programa auspiciado por el Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación, que combina la educación en valores, con el intercambio cultural, la formación en emprendimiento social y la aventura, se erigirá a lo largo de todo un año en defensor de los vinos de la zona Montilla-Moriles, a partir del acto que tendrá lugar esta noche en el mismo castillo donde los expedicionarios pernoctaron el pasado 22 de julio tras su intensa visita a la ciudad.
REDACCIÓN / ANDALUCÍA DIGITAL
REPORTAJE GRÁFICO: JOSÉ ANTONIO AGUILAR
REPORTAJE GRÁFICO: JOSÉ ANTONIO AGUILAR