Montilla vivió ayer uno de los días grandes de su Semana Santa. La plaza de la Rosa acogió el tradicional acto del Prendimiento, a cargo del Cuerpo de Lanceros de la Hermandad de Jesús Preso y María Santísima de la Esperanza. Ante la atenta mirada de centenares de montillanos, la bella imagen que concibiera Amadeo Ruiz Olmos recibió el beso traidor de Judas, tras recibir las treinta monedas de plata de mano del ex hermano mayor de la cofradía, Francisco Herrador.
El cortejo se completaba con los pasos de la Oración en el Huerto, del Cristo de la Columna y de María Santísima de la Esperanza que, por segundo año, fue portado a costal. Por su parte, Jesús Preso recorrió las calles de Montilla sobre el nuevo paso que, este año, lució la terminación de la talla de su canasto, obra de Pedro Benítez Carrión. El misterio, calzado por 45 costaleros distribuidos en nueve trabajaderas, se sitúa entre los pasos más grandes de la localidad.
El de Jesús Preso constituye, sin duda, uno de los desfiles procesionales más coloridos. La indumentaria de la hermandad, que para cada tramo de nazarenos viste un capirote de color diferente, ofrece una característica estampa que convierte al Jueves Santo en una de las jornadas más primaverales de la Semana Santa.
Y de la bulla incontenible que acompaña a la hermandad de los Panciblancos, los montillanos pasaron, sin solución de continuidad, al silencio y al respeto que transmite la Hermandad del Santísimo Cristo de la Misericordia y María Santísima de la Amargura.
El Llanete de la Cruz sirvió de escenario, en el inicio de la Madrugada, para la espectacular salida del Cristo de la Misericordia, una impresionante talla del artista montillano Solano Salido que fue izada en la medianoche. Detrás, María Santísima de la Amargura, una dolorosa que despierta una enorme devoción en ese barrio que, en apenas un mes, se llenará de flores y banderitas de colores para festejar la llegada de la primavera.
Como ocurre desde el año 2005, algunos hermanos lucieron en el cíngulo de su hábito un crucifijo que simboliza la entrega de los cofrades que llevan más de 25 años en la hermandad.
El cortejo se completaba con los pasos de la Oración en el Huerto, del Cristo de la Columna y de María Santísima de la Esperanza que, por segundo año, fue portado a costal. Por su parte, Jesús Preso recorrió las calles de Montilla sobre el nuevo paso que, este año, lució la terminación de la talla de su canasto, obra de Pedro Benítez Carrión. El misterio, calzado por 45 costaleros distribuidos en nueve trabajaderas, se sitúa entre los pasos más grandes de la localidad.
El de Jesús Preso constituye, sin duda, uno de los desfiles procesionales más coloridos. La indumentaria de la hermandad, que para cada tramo de nazarenos viste un capirote de color diferente, ofrece una característica estampa que convierte al Jueves Santo en una de las jornadas más primaverales de la Semana Santa.
Y de la bulla incontenible que acompaña a la hermandad de los Panciblancos, los montillanos pasaron, sin solución de continuidad, al silencio y al respeto que transmite la Hermandad del Santísimo Cristo de la Misericordia y María Santísima de la Amargura.
El Llanete de la Cruz sirvió de escenario, en el inicio de la Madrugada, para la espectacular salida del Cristo de la Misericordia, una impresionante talla del artista montillano Solano Salido que fue izada en la medianoche. Detrás, María Santísima de la Amargura, una dolorosa que despierta una enorme devoción en ese barrio que, en apenas un mes, se llenará de flores y banderitas de colores para festejar la llegada de la primavera.
Como ocurre desde el año 2005, algunos hermanos lucieron en el cíngulo de su hábito un crucifijo que simboliza la entrega de los cofrades que llevan más de 25 años en la hermandad.
J.P. BELLIDO / REDACCIÓN
FOTOGRAFÍAS: JOSÉ ANTONIO AGUILAR
FOTOGRAFÍAS: JOSÉ ANTONIO AGUILAR
