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Las vivencias personales y el compromiso con la Iglesia marcan el pregón de Luis de la Torre

"De rodillas, Señor, ante el sagrario. Así comienzo mi pregón. Sólo soy un pobre aprendiz de maestro que intenta cada día ser un buen cristiano y un honrado ciudadano. Casi nunca lo consigo, pero no cejo en el empeño". Con estas palabras arrancaba ayer el pregón de Semana Santa el profesor salesiano Luis de la Torre Bellido, que congregó en la Basílica Pontificia de San Juan de Ávila a centenares de montillanos deseosos de escuchar su exaltación de la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo.

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Tras las palabras de bienvenida a cargo del presidente de la Agrupación de Cofradías, Miguel Bellido Mora, se presentó la Coral Montillana de Antiguos Alumnos Salesianos que, bajo la dirección de José María Luque, ofreció un concierto de música sacra por espacio de media hora, que contó con la colaboración de la soprano villarrense Concepción Martos.

A continuación, tomó el uso de la palabra Juan José de la Torre Bellido, hermano del pregonero y cofrade fundador de la Hermandad de la Juventud, a la que ambos han estado muy unidos desde el principio.

"Mi hermano es fruto indiscutible de los pilares sobre los que nuestros padres han cimentado nuestra casa. Con nuestros padres nunca hemos ido de vacaciones a la playa, ni a un hotel, pero nos han acompañado a experiencias de vida que nos han enriquecido y que mi hermano lleva a gala: servicio, escucha y fe", relató el presentador.

Durante su presentación, Juan José de la Torre ofreció un esbozo biográfico de su hermano, licenciado en Filología Hispánica por la Universidad de Córdoba y estudiante de Teología en el Instituto de Ciencias Religiosas San Agustín de la Universidad de Jaén.

Colaborador durante años de la revista Nuestro Ambiente –que dirige desde el pasado mes de enero-., Luis de la Torre también ha participado como columnista en Onda Cero y ha escrito crónicas cofrades para El Día de Córdoba.

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Una vez concluida la intervención de su hermano, Luis de la Torre se dirigió a los presentes para compartir su particular visión de la Semana Mayor montillana. "Semana Santa es ver otra vez –como si fuera la primera- las salidas espectaculares, las buenas bandas; es contar nazarenos el Miércoles y ver a un barrio entero el Martes. Porque el Martes –espero que me perdonen-, el Barrio toma Montilla".

En los primeros compases de su intervención, plagada de referencias a la Hermandad de la Juventud, de la que es miembro activo, Luis de la Torre animó a instituciones y colectivos sociales a buscar juntos "todos los caminos posibles para que nuestra Semana Santa sea declarada Bien de Interés Turístico".

Tomando como hilo conductor el relato evangélico de los últimos días de Jesús, el pregonero fue esbozando con la palabra el retrato de cada una de las hermandades que conforman la Semana Santa de Montilla, empezando por la Entrada Triunfal en Jerusalén y terminando con el misterio de la Resurrección.

"Yo nunca fui costalero. Soy nazareno. Nazareno de vela o de orden, de cruz de guía o de presidencia. Nazareno de cruz. Incluso nazareno de cables", reconoció Luis de la Torre, quien concluyó pidiendo a los asistentes "que en nuestras vidas seamos felices y hagamos felices a los que están a nuestro lado porque no podemos concebir una Iglesia sin alegría y la alegría de la Iglesia es anunciar a todos el nombre de Jesús".

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Al término del acto, que se prolongó hasta casi las 15.00 de la tarde, Luis de la Torre Bellido recibió de manos del presidente de la Agrupación de Cofradías, Miguel Bellido Mora, la insignia de oro de la entidad que aglutina a las hermandades de Pasión de la localidad.

Cuarenta y dos años pregonando la Semana Santa

El pregón que pronunció ayer Luis de la Torre Bellido se convirtió en el número cuarenta y dos de la historia cofrade de la localidad desde que, en 1973, el industrial montillano Julián Ramírez Pino inaugurara este solemne acto que, en sus dos primeras ediciones, se desarrolló en el Teatro Garnelo.

Tras pasar por distintos escenarios –como el recordado Cinema Palacio, el teatro del Colegio San Luis y San Ildefonso o el salón de actos del Círculo Artesano- el acto del pregón terminó recalando en la Basílica Pontificia de San Juan de Ávila –entonces conocida como iglesia de La Encarnación-. Corría el año de 1990 y el encargado de tomar la palabra en aquella ocasión fue Rafael Cabello de Alba y Gracia.

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Desde entonces, tan solo en dos ocasiones se ha variado el escenario: la primera, en 2006, con ocasión del pregón de Antonio Mejías Gómez, que tuvo lugar en la Iglesia-Santuario de María Auxiliadora; la otra, en 2010, cuando la conmemoración del Año Jubilar de San Francisco Solano motivó que Antonio Ramírez Luque-Romero pregonara la Semana Mayor desde la casa natal de El Santo.

J.P. BELLIDO / REDACCIÓN
REPORTAJE GRÁFICO: FRANCIS SALAS

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