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Pastafarismo

Hace unos días conocimos, gracias a esta maravillosa época estival en la que es noticia hasta que algún pueblo celebre su particular fin de año en verano, que en la República Checa permitieron a un ciudadano aparecer en la fotografía de su documento de identidad con un colador de pasta en la cabeza, símbolo del Pastafarismo. Pero ¿En qué consiste?

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El Pastafarismo es una doctrina que nació en Estados Unidos en el año 2005 como protesta por la inclusión en los planes educativos de la teoría del creacionismo, que niega a la de la evolución darwiniana y establece que el ser humano fue creado tal cual, por obra de Dios, a su imagen y semejanza.

Fue creada por Bobby Henderson, licenciado en Física, y establece que el Monstruo del Espagueti Volador, que viene a ser una enorme bola de espaguetis a la boloñesa, creó el Universo después de una gran borrachera, de ahí las imperfecciones que se dan en él.

Como muestra científica irrefutable de la existencia de este ente superior creador, elaboró una tabla en la que achaca el calentamiento global al alarmante descenso del número de piratas que se viene dando en nuestro planeta desde el siglo XVIII, castigo enviado por el Espagueti volador ya que muestra por ellos una especial predilección. En ella, se evidencia cómo la temperatura media del planeta ha ido aumentando a la vez que descendía el número de corsarios y bucaneros que poblaban nuestros océanos.

A pesar de ser una extravagante ocurrencia nacida como respuesta a la también estrambótica decisión de incluir al creacionismo en los planes educativos de los centros de enseñanza, no es la primera vez que se intentan ridiculizar las creencias religiosas estableciendo paralelismos absurdos que se basan en los mismos preceptos.

En esta misma línea encontramos la teoría de la tetera rosa de Russell, que dice así:

Si yo sugiriera que entre la Tierra y Marte hay una tetera de porcelana que gira alrededor del Sol en una órbita elíptica, nadie podría refutar mi aseveración, siempre que me cuidara de añadir que la tetera es demasiado pequeña como para ser vista aun por los telescopios más potentes. Pero si yo dijera que, puesto que mi aseveración no puede ser refutada, dudar de ella es de una presuntuosidad intolerable por parte de la razón humana, se pensaría con toda razón que estoy diciendo tonterías. Sin embargo, si la existencia de tal tetera se afirmara en libros antiguos, si se enseñara cada domingo como verdad sagrada, si se instalara en la mente de los niños en la escuela, la vacilación para creer en su existencia sería un signo de excentricidad, y quien dudara merecería la atención de un psiquiatra en un tiempo iluminado, o la del inquisidor en tiempos anteriores.

Da que pensar, ¿o no?

PABLO POÓ
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