Ritmo, pasión, dulzura. Ingredientes cardinales para un espectáculo extraordinario. Íntimo e impresionante a la vez. El trío montillano Soncalson se consagró definitivamente este sábado sobre las tablas del Teatro Garnelo. Y lo hizo junto a una de las grandes voces de la música hispana, la popular Betty Missiego, que obsequió al público con su cálida voz, su saber estar sobre el escenario y esa elegancia innata que envuelve a los artistas con mayúscula.
Por siempre Betty Missiego. Mis raíces latinoamericanas arrancó de la mejor manera posible: con una fantástica versión de Alfonsina y el Mar, una zamba compuesta por el pianista argentino Ariel Ramírez, con letra del escritor Félix Luna, que popularizó a principios de la década de los setenta Mercedes Sosa. La canción, que narra de manera delicada el suicidio de la poetisa suiza Alfonsina Storni, dio paso a un repertorio exquisito, en el que no faltaron temas tan conocidos como Fina Estampa, Lágrimas Negras o el Candombe para José.
"Para Soncalson en un auténtico orgullo que una artista del nivel de Betty Missiego haya confiado en nosotros para acompañarla en este nuevo espectáculo en el que ofreceremos la música que nos llena a todos", reconoció Rafael Ramírez horas antes del comienzo del concierto, que a punto estuvo de colgar el cartel de “no hay billetes” en el Teatro Garnelo, gracias al interés suscitado no sólo en Montilla sino en otras localidades vecinas donde Soncalson cuenta con un gran número de seguidores.
Tras el estreno de Por siempre Betty Missiego. Mis raíces latinoamericanas, resulta evidente que este proyecto que servirá como despedida de los escenarios a esta gran dama del bolero –que el próximo 2 de diciembre, en el Teatro Cervantes de Málaga, dirá el adiós definitivo a casi cincuenta años de carrera musical– representa el paso decisivo que Rafael Ramírez Mármol, Antonio Bellido Barranco y Raúl Gómez Gómez necesitaban para impulsar su carrera musical.
Los músicos montillanos, que contaron con el acompañamiento al cajón del compositor Fernando Moreno Medina, esposo de Betty Missiego, volvieron a demostrar que la complicidad entre ellos, dentro y fuera del escenario, es uno de los grandes secretos que atesoran como artistas. Por no hablar del dominio absoluto de instrumentos como el cuatro, el charango, el tiples o el tres cubano, propios del folclore hispanoamericano.
Tras hora y cuarto de espectáculo, y con el público del Teatro Garnelo de Montilla puesto en pie, Por siempre Betty Missiego. Mis raíces latinoamericanas concluyó, como no podía ser de otra forma, con Su canción, el tema con el que la artista hispanoperuana a punto estuvo de ganar la vigésimo cuarta edición del Festival de Eurovisión celebrado en Jerusalén, allá por el año 1979.
Por siempre Betty Missiego. Mis raíces latinoamericanas arrancó de la mejor manera posible: con una fantástica versión de Alfonsina y el Mar, una zamba compuesta por el pianista argentino Ariel Ramírez, con letra del escritor Félix Luna, que popularizó a principios de la década de los setenta Mercedes Sosa. La canción, que narra de manera delicada el suicidio de la poetisa suiza Alfonsina Storni, dio paso a un repertorio exquisito, en el que no faltaron temas tan conocidos como Fina Estampa, Lágrimas Negras o el Candombe para José.
"Para Soncalson en un auténtico orgullo que una artista del nivel de Betty Missiego haya confiado en nosotros para acompañarla en este nuevo espectáculo en el que ofreceremos la música que nos llena a todos", reconoció Rafael Ramírez horas antes del comienzo del concierto, que a punto estuvo de colgar el cartel de “no hay billetes” en el Teatro Garnelo, gracias al interés suscitado no sólo en Montilla sino en otras localidades vecinas donde Soncalson cuenta con un gran número de seguidores.
Tras el estreno de Por siempre Betty Missiego. Mis raíces latinoamericanas, resulta evidente que este proyecto que servirá como despedida de los escenarios a esta gran dama del bolero –que el próximo 2 de diciembre, en el Teatro Cervantes de Málaga, dirá el adiós definitivo a casi cincuenta años de carrera musical– representa el paso decisivo que Rafael Ramírez Mármol, Antonio Bellido Barranco y Raúl Gómez Gómez necesitaban para impulsar su carrera musical.
Los músicos montillanos, que contaron con el acompañamiento al cajón del compositor Fernando Moreno Medina, esposo de Betty Missiego, volvieron a demostrar que la complicidad entre ellos, dentro y fuera del escenario, es uno de los grandes secretos que atesoran como artistas. Por no hablar del dominio absoluto de instrumentos como el cuatro, el charango, el tiples o el tres cubano, propios del folclore hispanoamericano.
Tras hora y cuarto de espectáculo, y con el público del Teatro Garnelo de Montilla puesto en pie, Por siempre Betty Missiego. Mis raíces latinoamericanas concluyó, como no podía ser de otra forma, con Su canción, el tema con el que la artista hispanoperuana a punto estuvo de ganar la vigésimo cuarta edición del Festival de Eurovisión celebrado en Jerusalén, allá por el año 1979.
J.P. BELLIDO / REDACCIÓN
REPORTAJE GRÁFICO: JOSÉ ANTONIO AGUILAR
REPORTAJE GRÁFICO: JOSÉ ANTONIO AGUILAR
