El Lagar de Las Puentes, uno de los enclaves vitivinícolas de referencia en la Sierra de Montilla, asistió ayer al inicio de la vendimia 2015, la más temprana de la Europa continental, con la recolección de la uva chardonnay, ideal para la elaboración de vinos jóvenes sin crianza. Desde las 7.00 de la mañana, una cuadrilla de ocho personas comandada por Manuel Peinado se desplegó por los holgados liños que circundan el cauce del arroyo Benavente y que forman parte de la Zona de Calidad Superior de la Denominación de Origen Protegida (DOP) Montilla-Moriles.
"La uva está muy buena: estas cepas tienen las hojas más duras y más espesas y el fruto resiste mejor el calor", confirmaba Manuel Peinado quien, provisto de unas pequeñas tijeras, retiraba con agilidad los racimos de las cepas, adaptadas ya al más eficiente sistema de espaldera. Bajo el inclemente sol de la Campiña, que a las doce del mediodía elevaba las temperaturas hasta los 40 grados a la sombra, los vendimiadores de Alvear, la firma bodeguera más antigua de Andalucía, iban rellenando sin descanso las decenas de cajas de plástico que salpicaban el viñedo.
La cuadrilla dio de mano cerca de las 14.00 de la tarde, con un balance más que positivo: 3.500 kilos en una intensa jornada que, poco después de las 4.00 de la madrugada, continuó con la recolección mecanizada, una modalidad de trabajo que cumple once años en la zona Montilla-Moriles y que permite cosechar una gran cantidad de fruto a salvo de las elevadas temperaturas que se registran en la Campiña en las horas centrales de la mañana.
Pero el ciclo vital en la vendimia parece no tener fin. De nuevo al despuntar el sol, en torno a las 7.00 de la mañana, las cuadrillas de vendimiadores se reparten de nuevo por los ondulados terrenos de la Sierra y por otros viñedos emplazados en pagos como los de La Capellanía, en las proximidades del Llano Mesto, o Navarrete, cerca de la Fuente del Cubo.
Las altas temperaturas y la baja humedad han llevado a variedades de uva como chardonnay o moscatel al momento óptimo de su recolección, con un alto nivel de azúcares que, luego en bodega, serán transformados en grados de alcohol naturales. Tras las primeras variedades en vendimiarse se cosecharán las variedades tintas y, finalmente, la uva autóctona, pedro ximénez, cuya recolección podría adelantarse también unos días como consecuencia del calor, según apuntó ayer el presidente del Consejo Regulador, Javier Martín, quien no obstante hizo hincapié en la calidad del fruto que se molturará a lo largo de la presente campaña, dando pie, a primeros de septiembre, a los primeros vinos del año. Un milagro que sólo es posible en Montilla-Moriles.
"La uva está muy buena: estas cepas tienen las hojas más duras y más espesas y el fruto resiste mejor el calor", confirmaba Manuel Peinado quien, provisto de unas pequeñas tijeras, retiraba con agilidad los racimos de las cepas, adaptadas ya al más eficiente sistema de espaldera. Bajo el inclemente sol de la Campiña, que a las doce del mediodía elevaba las temperaturas hasta los 40 grados a la sombra, los vendimiadores de Alvear, la firma bodeguera más antigua de Andalucía, iban rellenando sin descanso las decenas de cajas de plástico que salpicaban el viñedo.
La cuadrilla dio de mano cerca de las 14.00 de la tarde, con un balance más que positivo: 3.500 kilos en una intensa jornada que, poco después de las 4.00 de la madrugada, continuó con la recolección mecanizada, una modalidad de trabajo que cumple once años en la zona Montilla-Moriles y que permite cosechar una gran cantidad de fruto a salvo de las elevadas temperaturas que se registran en la Campiña en las horas centrales de la mañana.
Pero el ciclo vital en la vendimia parece no tener fin. De nuevo al despuntar el sol, en torno a las 7.00 de la mañana, las cuadrillas de vendimiadores se reparten de nuevo por los ondulados terrenos de la Sierra y por otros viñedos emplazados en pagos como los de La Capellanía, en las proximidades del Llano Mesto, o Navarrete, cerca de la Fuente del Cubo.
Las altas temperaturas y la baja humedad han llevado a variedades de uva como chardonnay o moscatel al momento óptimo de su recolección, con un alto nivel de azúcares que, luego en bodega, serán transformados en grados de alcohol naturales. Tras las primeras variedades en vendimiarse se cosecharán las variedades tintas y, finalmente, la uva autóctona, pedro ximénez, cuya recolección podría adelantarse también unos días como consecuencia del calor, según apuntó ayer el presidente del Consejo Regulador, Javier Martín, quien no obstante hizo hincapié en la calidad del fruto que se molturará a lo largo de la presente campaña, dando pie, a primeros de septiembre, a los primeros vinos del año. Un milagro que sólo es posible en Montilla-Moriles.
J.P. BELLIDO / REDACCIÓN
