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Excelentísimos excrementos

No levantes la voz, refuerza tus razones. “Dios no camina por allí, sobre charcos de sangres y de tortura. Dios camina sobre caminos limpios de esperanza y amor” [Homilía del 7 de agosto de 1977 de monseñor Romero]. Mucho peonaje requiere este artículo a pesar de que el autor sea único y levadizo en la sartén de los refritos. Habrá que tomar mucha Jarira, ese potaje especialmente condensado que en Marruecos pone los tabardos como peinetas.

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Despúes de una nueva muerte chiquita de nuestra repostería democrática, después de enterrarnos en hormigón al mismo son con el que las flores pierden olor, no cabe más que felicitar al que nos ha metido un máuser por la tráquea y nos ha dado mierda de Panda para que la bebamos con el té de las cinco.

Bienvenido, Don Marciano, el mercanchifle de los hilitos de plastilina del Prestige. Esto es más viejo que la sarna, como cuando se le cayó todo el caudal de una aldea a Newton mientras soñaba con la fauna y los cuáqueros. Lo primero que llegó a mi córtex olfativo el pasado 20-N fue un montón de mocos aspirando crisantemos cosidos a mano.

Como diría el malogrado juez Falcone: "Puedo percibir el olor a Mafia". A nuestros políticos en campaña les pasa como al pescado marroquí: el primer día, tras ser capturado, es el mejor del mundo. A los pocos días, lo rodean moscas verdes.

Ha vuelto a hablar hasta la última micra de esos votos inconmensurablemente sagrados. O lo que es lo mismo: vuelve por sus derroteros el derecho siciliano, crudo y cocido, aplicando un escalpelo muy fino con la regatería propia de aquellos a los que les importa un bledo su destino.

Vuelve la pachanga y el rotulador para una democracia con mucha liturgia y demasiado muerto en flor. Desconozco quién será la menina mais linda, si Marciano o Rubi Robacorazones; el tiempo dirá lo que tardaremos en sacar la leña verde y el tenedor infernal para acabar gritando agrifados: "Ai se eu te pego!!!".

Es lo que tiene ser escarabajos peloteros, darse limosnas y defecar, lo mismo. Seguiremos haciendo rodar la bola de mierda con el rebozo de quien se cree que marida guayabas con miel. Y nos pasará como a nuestro Felipe II, que moriremos con la llantina de los piojos en el estómago. Al tiempo.

A partir de ahora, el Parlamento sonará como una ocarina dulcísima. Veremos quién va tapando los agujeros para que suene una u otra melodía. O para que la sempiterna Paca La Culona, la costurera de El Ferrol, se apoye fumante en el marmolillo junto a los leones de San Jerónimo cual Sarita Montiel desesperada.

“Bienaventurados los liberadores que ponen su fuerza no en las armas, no en el secuestro, no en la violencia ni en el dinero, sino que saben que la liberación tiene que venir de Dios; que será la conjugación maravillosa del poder liberador de Dios y del esfuerzo cristiano de los hombres” [Homilía del 30 de octubre de 1977 de monseñor Romero].

Hecha esta breve reflexión, al tiempo que me uno a la iniciativa de científicos alemanes ensimismados en cómo lograr que la mierda de los peces no flote en el agua, me retiro al verdadero cometido de este artículo. Espero que resulte resuave, como dicen los mejicanos, sin demasido peralte para aquellos a los que les gusta adelantar por la derechísima antepasada.

Me comentaba un antiguo operario montillano muy asiduo al Bar Aguacate (por cierto, elabora unas migas y unos arroces cojonudos), que durante unos trabajos de cableado en 1976 en el pueblo de Benamejí, horadaron el subterráneo de una vieja casa señorial y cuál fue su sorpresa cuando toparon él y uno de sus compañeros con una puerta falsa que hacía las veces de sótano o mazmorra. Tras derribar dicha puerta hallaron los esqueletos de dos mujeres engrilletadas de una de las manos y de uno de los pies.

Aventuraron que podía tratarse de cadáveres originarios de tiempos de la Inquisición. Esa Inquisición infame, malnacida, la Liga de Campeones de los Canallas Sádicos, que abofetearon a Dios para mutilar, torturar, con el objeto del robo y la usurpación. La Historia ha cortado la cabeza y arrancado el corazón a quién inflingió tanto sufrimiento.

Dejaremos a buen recuado las fabulaciones. Lo que allí se hallaba, ese mambo diabólico con el que se encuentran dos obreros en 1976, es la incisión asquerosamente cruel de lo que nos han estado haciendo las clases poderosas desde que el mundo es mundo.

Pegad una patada al intermedio de iglesias, conventos y casas de la nobleza y saldrán camiones de huesos, saldrán los vicios esquizoides de las pepitas de mierda de quienes aprovecharon su preeminencia en la sociedad para violar, torturar y matar.

Que hay mucho tiznón y manchas coloradas en la hidalguía de estos dementes que en su día, aprovechando su derecho de conquista, cultivando su decadente arte de matar y aparentar, zarandearon a Dios y los ángeles y se hicieron trajes con pegajosas marañas de mentira.

Válgame el cielo si meto a toda la morralla en el mismo zurrón. En absoluto. Que yo piense que los grandes asesinos en serie, los grandes secuestradores de niños y los grandes asesinos de nuestra Historia sean familias de intanchable reputación y obligada notoriedad, no ha de verse como una generalizada tremolina de humo negro.

Tan sólo especulo con que el aburrimiento tan particular de muchos de estos pistoleros de nuestra grandeza española pudo y siempre podrá derivar en crímenes que huyen de la luz para acabar sepultados en la ignominia. Es lo que tiene estar bajo la sombra del limonar mientras exprimes a los aldeanos.

En estas elecciones ha habido mucha recova, continuamos dotando de picaporte y moños a los que nos hacen sufrir, a los que nos embisten con sus promesas de cuervos y sus leccionarios podridos. Daos cuenta de algo: han hecho y harán, sea la época que sea, lo que les antoje; la Justicia tendrá visera con sus actos, seguirán chorreando sangres y cada día tendrán más varices.

Y nosotros llamaremos "incidente" a las alimañas que se esconden tras los jaramagos. Llamaremos "alfajor" al pelote de caca.

Yo siempre he propuesto algo muy sencillo, que es el pensar por uno mismo y tener criterio. Respetando siempre al que respeta y es distinto. Eso sí, sin poner témpanos a las colmenas, que es lo que siempre hace el frustrado poderoso: pone bocas de cañón y jaulas para pisotear. Cuando no rachea en los burdeles ni se apiola con niñitas.

Para reirse de nosotros ya están las paradojas y los ronquidos de los diputados. Va por vuestras mercedes, imbéciles tronados, cachivaches genéticos, patriotas con palomino iracundo, pompones de porquería:

Sois Excelentísimos excrementos, tropiezos de la Naturaleza. Dejando vuestras narices narcóticas en una España inclemente. Y por tanto, para algo serviréis. Al menos, para que sepamos, por el rastro que habéis dejado, que estáis ahí, que habéis estado. Impotentes boy-scouts que habéis metido a este país bajo la llave de vuestro plumón y vuestros agujeros.

Menos mal que el Gran Capitán fue un tipo que se mezcló con estiércol, que cayó al fango y se batió en el centro de sus tropas. No todo tiene por qué ser malo.

“Queridos hermanos, sobre todo ustedes mis queridos hermanos que me odian, ustedes mis queridos hermanos que creen que yo estoy predicando la violencia, y me calumnian y saben que no es así, ustedes que tienen las manos manchadas de crimen, de tortura, de atropello, de injusticia: ¡conviértanse! Los quiero mucho, me dan lástima, porque van por caminos de perdición” [Homilía de 10 de septiembre de 1978 de monseñor Romero].
J. DELGADO-CHUMILLA
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